Un órgano bastante importante para la articulación de los fonemas o sonidos de nuestro lenguaje y que no es de los más conocidos es el frenillo sublingual.
Se trata de un pequeño tejido muy fino y sensible que se encuentra adherido a la base de la lengua y que conecta la misma con la propia lengua haciendo de retén y posibilitando su subida para articular sonidos en los que la lengua necesita mayor extensión para llegar a la zona alta del maxilar superior. Estos sonidos suelen ser los sonidos líquidos (rr y l). Cuando existe en mayor o menor grado una reducción de este tejido, la lengua no alcanza la longitud necesaria para llegar al punto de articulación de uno o los dos sonidos por lo que estaríamos hablando de dos dislalias orgánicas (orgánicas por ser debido a un problema orgánico): rotacismo (imposibilidad de articular el sonido erre) y lambdacismo (imposibilidad de articular el sonido ele).
Es fácilmente visible este problema si pedimos al paciente que suba la lengua y se aprecia una lengua con forma de corazón o que se ve retraída por su línea central al estirarla. También cabe decir que existen distintos grados de afectación en los que el tratamiento va desde la reeducación logopédica en los casos más simples mediante terapia orofacial para conseguir mayor agilidad y longitud muscular que proporcione una mejora en la articulación; hasta la cirugía para cortar dicho frenillo mediante una sencilla intervención quirúrgica con postoperatorio bastante rápido y un tratamiento logopédico de aprendizaje del punto articulatorio en sí.
Estas cirugías suelen ser recomendadas a edades tempranas e incluso en revisiones pediátricas y se puede observar desde etapas como la propia lactancia infantil pues la succión del pezón materno se hace más dificultosa y dolorosa al no conseguir hacer un movimiento lingual cómodo y hacer un sobreesfuerzo para conseguir la alimentación. Las madres suelen notar este sobreesfuerzo sin que el bebé quede satisfecho en la toma al no poder succionar adecuadamente. Posteriormente los rasgos más notorios son las dislalias que dificultan la pronunciación de los sonidos ele y erre como comentamos anteriormente. Ambas dislalias se pueden corregir. El tratamiento no suele alargarse en exceso si la colaboración por parte del paciente y su familia es continua y eficaz.
El tener un frenillo lingual corto no es un problema permanente en la correcta articulación del lenguaje pues tienen fácil intervención y tratamiento y su diagnóstico suele ser temprano. No obstante, debemos recordar que siempre tenemos que permanecer atentos al desarrollo y necesidades de los niños pues una detección temprana vale más que una intervención más tardía.
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