En el año 1983, después de haber estado trabajando como docente en el instituto de bachillerato de Torrox, y mi primer año en el de Vélez-Málaga, entablé contacto con el veleño Jacinto Arjona Arcas, hoy lamentablemente fallecido. Él era un biólogo, que por cierto fue alumno mío en 4º curso de la carrera de Ciencias Biológicas, en la Universidad de Granada, que por entonces, ya licenciado, aún no tenía un empleo fijo en su profesión como biólogo, realizando trabajos esporádicos para la Delegación Provincial de Medio Ambiente, sobre programas diversos. Con él hice mi primera visita al Peñón de Almayate, donde admiré la colonia de cernícalos, tomé muestras de sus desechos digestivos (egagrópilas) y, como entomólogo, pude estudiar qué insectos forman parte de la dieta de estas aves, cuyos resultados novedosos fueron publicados en una revista. En el año 1985, hacía poco que yo había publicado en Melilla un libro titulado Guía de la Naturaleza de la Región de Melilla, y animado por el éxito y la satisfacción de una obra de estas características, le propuse a Jacinto Arjona que colaborara conmigo para hacer una obra homónima de la Axarquía que se llamaría Guía de la Naturaleza de la comarca de la Axarquía. Empezamos a mover este proyecto, que por supuesto requería una financiación, a través del estamento político (Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Vélez), que lamentablemente no fructificó. También llamamos a la puerta de la entonces Caja de Ahorros Provincial de Málaga (hoy UNICAJA), que tampoco fructificó (esta falta de apoyo institucional, como se comprobará en los siguientes capítulos, ha sido frecuente en la historia de nuestra asociación). Por lo que este proyecto, como tal, quedó definitivamente aparcado.
En este estado de las cosas, en este mismo año, Jacinto Arjona organizó con el maestro Rafael Pérez Padilla (Fali Padilla como le llamábamos todos) la I Marcha Naturalística por la Axarquía, en parte financiada por el Ayuntamiento de Vélez-Málaga. Entonces estas sierras sólo gozaban de la protección de Reserva Nacional de Caza, por la cabra montés, pero sus valores naturalísticos eran muy superiores a esta simple población de rumiantes. Mi aportación a esta ruta, que tenía un fuerte componente de educación ambiental, fue la de suministrar unos apuntes escritos sobre las características geográficas, geológicas y biológicas de Sierra Tejeda, que una vez publicada, en un formato de libro muy modesto, titulado Elementos para el conocimiento de la naturaleza de la Sierra de Tejeda, financiado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Vélez-Málaga sirvió para dar contenido científico a esta marcha naturalista. La portada de este pequeño libro fue dibujada por Jacinto Arjona, revelando ya sus magníficas dotes para el dibujo naturalista. En cuanto a su contenido, se basó fundamentalmente en la memoria y mapa geológico de la hoja de Zafarraya (1040) y los datos aportados por la tesis de nuestro querido amigo Agustín Antúnez, profesor de la universidad de Málaga, también tristemente fallecido, además de los apuntes tomados en varias excursiones realizadas con mi exalumno Jorge Cubo, hoy profesor de biología evolutiva en la universidad de la Sorbona (París). Nativo de Canillas de Aceituno, Jorge Cubo conocía “al dedo” Sierra Tejeda, y tuve el placer de redescubrirla con él, tanto geológica como biológicamente, en varias excursiones que hicimos desde que era alumno mío en 1º de Bachillerato del Instituto Reyes Católicos de Vélez-Málaga. De aquellas fechas datan mis primeros registros fotográficos de los tesoros naturales de esa sierra, a la que volvereíamos en reiteradas ocasiones.
La I Marcha Naturalística se realizó con éxito en la fecha prevista. Se apuntó un grupo de chicos y una chica. No es extraño que a esta marcha se apuntaran alumnos míos de bachillerato a los que había dado clases dos años antes, cuando cursaban el primer curso. Entre ellos, además de Jorge Cubo, se apuntó el ahora secretario de GENA, entonces un adolescente, Miguel Ángel Torres y el que luego fuera certificador de agricultura ecológica, Juan de Dios García. También iba un médico, Antonio Pérez (hermano de Fali Padilla) y Lalo (de la asociación ecologista Camaleón). Partieron el día 6 de octubre del área recreativa del Alcázar (Alcaucín), subieron por la Loma de las Víboras a la Maroma y de allí recorrieron la cuerda, por las Llanadas de Sedella, hasta terminar en La Fábrica de Luz de Canillas de Albaida. habiendo transcurrido ocho días entre marchas y acampadas de estudio. Los detalles de esta actividad fueron relatados, con todo detalle, por uno de los participantes en esta marcha, Miguel Ángel Torres, publicado a dos páginas en la mencionada revista El Comarcal.
De aquella enriquecedora experiencia nació, en 1986, la asociación Grupo Naturalista de la Axarquía (GRUNA), que, junto con la asociación Camaleón de la Viñuela (formada para salvar al camaleón durante la gigantesca tala de olivos, en las labores de acondicionando del vaso del Embalse de la Viñuela), se puede decir que fueron los dos primeros grupos ecologistas de la comarca, aunque la sensibilidad hacia el medio ambiente ya se abordaba en el Ateneo de Vélez-Málaga, donde destacó Alberto Fortes, conocido por su amor por los animales salvajes. Entre las campañas que llevaron a cabo los jóvenes de GRUNA se encuentra su defensa por el Peñón de Almayate, especialmente por su población de cernícalos. Pero este grupo decayó rápidamente porque la mayoría de sus miembros empezaban sus estudios universitarios. Más adelante, la asociación fue retomada por otros nuevos componentes, como el veleño Julio Blas, distinguido alumno del Instituto Reyes Católicos y ahora investigador de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), especializado en fauna de aves, que también destacó en la defensa del Peñón de Almayate.
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