Sin duda alguna, la reina de los insectos domésticos es la mosca común. No hay vivienda que se libre de su presencia, más o menos importante. Se cuelan en nuestras casas al abrir una puerta o una ventana y luego no hay modo de echarlas, están perfectamente instaladas en nuestros hogares. Todos reconocemos en este insecto su gran habilidad voladora, que les permite desplazarse a gran velocidad, realizando piruetas increíbles y sorteando hábilmente nuestros inútiles manotazos porque además no se espantan, vuelven una y otra vez al foco, haciendo gala a aquello que decía Machado: “moscas pertinaces”. De todos modos, nos debe servir de consuelo mirar cómo un caballo o un mulo está constantemente siendo asaetado por moscas de todo tipo, incluidas aquellas que son hematófagas y que por tanto pican, contra las que el animal intenta defenderse con movimientos de la cola, vibraciones de la piel y pisotones. Afortunadamente, nosotros disponemos de más recursos para librarnos de estos insectos. Se afirma que la mosca común es un insecto de origen asiático que empezó a seguir al hombre en sus rutas migratorias, instalándose cuando el hombre empezó a estabular el ganado, creando nichos ideales para su reproducción.
La mosca común (Musca domestica) no es la única mosca que entra en nuestras casas, porque hay otras moscas, menos corrientes, que también pueden entrar, como la mosca del otoño o de la cara (Musca autumnalis), muy parecida a la mosca común pero más corriente en zonas rurales próximas a cobertizos con ganado, y otras moscas diferentes que veremos en capítulos posteriores. Todas las moscas son insectos del orden Diptera, llamado así porque los insectos que agrupan tienen solo un par de alas funcionales (el segundo para queda recudido a unos muñones llamados “balancines”), y dentro de este orden están en la familia Muscidae, cuyos miembros se caracterizan, entre otras cosas, por tener un aparato bucal lamedor, ya que estos insectos se nutren de sustancias líquidas o semilíquidas que ingieren con una trompa en cuyo extremo hay un par de gruesos labios carnosos para lamer, lo cual ya la descarta como insecto picador, aunque no por ello menos molesto. Otras especies de moscas, no domésticas, como la mosca borriquera, los tábanos, etc. sí pican porque son hematófagas, pero normalmente están vinculadas al ganado.
La mosca común es el adulto de un insecto holometábolo y que por tanto tiene varias fases durante su desarrollo con metamorfosis completa. Mientras que el adulto es la fase que conocemos y que claramente va buscando restos de comida en nuestra cocina, las larvas, también llamadas cresas o “gusanos”, son ápodas y se desarrollan normalmente en el estiércol y en las basuras con restos de alimentos y devora los alimentos con un aparato bucal masticador, a diferencia de los adultos. Su ciclo biológico es relativamente corto, entre 7 y 12 días, dependiendo de la temperatura, siendo más rápido con temperaturas en torno a los 30ºC. Además, en su estado natural, las moscas pueden vivir hasta un mes. Sobreviven periodos más largos en laboratorios y casas con calefacción. El ciclo de vida de la mosca doméstica empieza con el huevo. Una hembra de esta mosca es capaz de poner hasta 150-200 huevos en una tanda. Durante un periodo de pocos días ellas producirá cinco o seis tandas de huevos. La hembra de esta mosca prefiere superficies mojadas y oscuras como el abono orgánico, estiércol y otros materiales orgánicos en descomposición para poner sus huevos. Los huevos de esta mosca se asemejan a un grano de arroz largo, con una longitud de 3-9 mm. En un día el huevo eclosiona una larva, que es lucífuga, blanca y sin patas, y desplazándose por reptación, se alimentan del material donde fueron puestos, desarrollándose entre3-5 días, tras pasar por varias mudas. Después, escogen un lugar oscuro y seco para entrar en la fase de pupa, similar a la crisálida de las mariposas: con una capa externa dura, de color tostado, que protege un interior donde se producen las transformaciones orgánicas que darán lugar, entre 3-6 días, a una pupa donde se insinúan las antenas, alas y patas y de la que saldrá, rajando la cubierta externa el adulto definitivo. A los 2-3 días de su emergencia, la mosca ya es fértil. Debido a su corto ciclo de vida, esta mosca puede multiplicarse con facilidad si su población no es controlada. Hacia el otoño las moscas suelen ser atacadas por hongos que acaban con su vida.
Desde el punto de vista sanitario, el problema de las moscas es que son insectos ubicuos, se posan y se alimentan en todo tipo de sustratos, preferentemente el estiércol, los cadáveres, los excrementos, etc, de modo que no es de extrañar que recojan en sus patas y boca gran cantidad de bacterias y virus, algunos potencialmente patógenos para el hombre, por lo que pueden considerarse como insectos vectores pasivos de patógenos para enfermedades como: fiebre tifoidea, tuberculosis, cólera, disentería, ántrax, gusanos nematodos, etc. Por este motivo es importante mantener alejados estos insectos de nuestras casas, impidiendo su entrada mediante el uso de mosquiteras en las ventanas y, si entran espantándolas con un trapo hacia una ventana para expulsarlas al exterior. En nuestro entorno hay creencias populares curiosas sobre cómo mantener alejadas las moscas, como el uso de bolsas de plástico llenas de agua que, según se afirma, disuade a la mosca porque “ella se ve reflejada en la bolsa pero aumentada y creyendo que es el “moscón” (moscardón) huye”. Nada de esto es cierto ni tiene fundamento. No es conveniente usar insecticidas porque no suelen ser efectivos y contaminan el aire de la habitación y si se usan, hay que evitar respirar ese aire durante un tiempo y procurar que no caiga el producto sobre alimentos. Preventivamente, en la cocina, los alimentos no deben estar al alcance de las moscas, si están al aire deben cubrirse o guardarse en lugares cerrados. Por supuesto, la fruta que tengamos fuera puede ser visitada por estos insectos, por lo que conviene lavarla antes de comerla (también porque pueden tener restos de pesticidas).
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