Con la llegada del otoño y durante el invierno se produce un aumento de patologías de garganta: resfriados, faringitis, amigdalitis, otitis, sinusitis, laringitis… que nos causan molestias, aunque son procesos transitorios y leves.
El dolor de garganta es un síntoma provocado generalmente por un proceso a nivel de la faringe (faringitis) o la laringe (laringitis). En la mayor parte de los casos el proceso es transitorio y, aunque es molesto, es leve. El dolor suele ir acompañado de picor y sequedad que origina dificultad para tragar y cuando la laringe se ve también afectada y se inflama se acompaña de afonía (pérdida de voz).
Ante una disminución de las defensas, los virus y bacterias se disparan y pueden dar lugar a faringitis infecciosas. La sequedad en el ambiente por calefacciones o aire acondicionado es una de las causas frecuentes de faringitis y típicos de esta época del año. Además, hay irritantes externos como el polvo, el humo del tabaco, el alcohol, o el abuso excesivo de vasoconstrictores nasales que provocan efectos similares. Esta acción irritante estimula incluso la aparición de tos. Otros procesos tumorales, neurológicos así como pacientes con asma y en tratamiento con corticoides inhalados presentan mayor predisposición a padecer tos, dolor, afonía, irritación y sequedad, incluso a sufrir sobreinfecciones por hongos.
Independientemente de la causa, es estrictamente necesario llevar a cabo una serie de medidas higiénicas que ayuden a mejorar y retirar los síntomas además de prevenir el contagio:
– Protegerse la boca y la nariz con pañuelos al toser o estornudar. Pañuelos desechables.
– Con frecuencia, lavarse bien las manos.
– No permanecer en ambientes cargados.
– Evitar la exposición prolongada al aire acondicionado y a la calefacción.
– Protegerse del frío y evitar los cambios bruscos de temperatura ambiental.
– Ventilar las habitaciones y usar humidificadores.
– Evitar el tabaco y el alcohol.
– Evitar las comidas picantes, copiosas o muy calientes.
– Aumentar el consumo de líquidos para hidratar, evitando los cítricos que son muy ácidos e irritantes.
– No realizar un uso abusivo de la voz ni gritar.
– Tomar caramelos suavizantes, bebidas endulzadas y con miel.
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