Se dice que el alumno fracasa porque no está motivado por aprender y más bien es todo lo contrario, el alumno no está motivado por aprender porque fracasa, la derrota desmotiva mientras que el triunfo motiva. Deberíamos pensar en renovar nuestras tácticas de apoyo a nuestros hijos y comenzar a ver en el fracaso del niño una debilidad sobre la que necesita de refuerzo, exigir un aprobado pero con solidaridad, siempre en disposición de ayudar y no de acusar.
Como dice el Pedagogo francés Philippe Meirieu Los niños de hoy en día son muy curiosos, pero viven en una sociedad en la que hay una aceleración fantástica, estimulaciones extraordinarias, un estrés considerable y también una fatiga psicológica y física; se sabe que los niños en la escuela están cansados, duermen cada vez menos. No hay disminución ni de su nivel ni de su cultura, pues hoy conocen muchas más cosas, aunque sea un poco más superficialmente. En cambio, sí hay una disminución de la capacidad de atención, de concentración y de focalización porque viven en la sociedad del zapping y reciben una cantidad considerable de información.
Los chicos deben aprender a aprender y aceptar con humildad que tenemos muchas cosas por conocer, adquirir competencias en administrar sus tiempos de estudio y habilidades para aprovecharse de la información que les llega.
Todo esto no es fácil ni se aprende en ninguna asignatura del curso, es una nueva visión de crecimiento personal, de hablar mucho sobre cómo soy y cómo me siento más cómodo, sobre qué quiero conocer sobre un tema y qué voy a necesitar para conseguirlo. En esta variable de la vida donde los padres debemos ser partícipes de la educación de nuestros hijos con la escuela también debemos aprender a no encasillar al niño como buen o mal estudiante sino como alguien que necesita más o menos motivación por el proyecto de estudio.
La definición anterior se aplica a la competencia en su totalidad, tanto en niños como en adultos. Sin embargo, en el caso de la Educación Primaria, la competencia aprender a aprender tiene una serie de componentes que el alumnado debería de ir adquiriendo progresivamente a lo largo de la etapa. Algunos de los componentes principales son:
- Saber observar y explorar para conocer
- Trabajar utilizando la postura adecuada
- Utilizar los materiales y recursos para aprender de forma ordenada y cuidadosa
- Cuidar la presentación estética
- Buscar información en diferentes fuentes de consulta
- Seleccionar la información buscada en función de diferentes criterios
- Organizar la información en función de los propios intereses y para recuperarla de forma eficaz
- Integrar y organizar la información a través de esquemas, mapas conceptuales…
- Revisar el trabajo realizado para mejorarlo
- Saber definir los objetivos de un proceso de aprendizaje: “¿Qué tengo que aprender?”
- Iniciarse en discriminar lo que es importante y secundario en un aprendizaje
- Presentar los trabajos con orden y limpieza
- Realizar listas de tareas y saber priorizarlas
- Saber realizar horarios de trabajo eficaces
- Evitar las interrupciones y los “ladrones de tiempo” durante los periodos de aprendizaje
- Utilizar estrategias eficaces de gestión del tiempo en las pruebas de evaluación.
La competencia aprender a aprender ya estaba definida en la anterior Ley educativa, LOE, y era un aspecto a tener en cuenta en leyes educativas anteriores: podemos decir que la necesidad de enseñar a “aprender a aprender” es algo de consenso, tanto desde el punto de vista político, como pedagógico. Sin embargo, su enseñanza real está aún por trabajar en la escuela de hoy.
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