En esta serie de artículo vamos a ver un poco cómo funciona, que es lo que necesitamos saber cuándo contratemos nuestro próximo servicio, ya sea fijo o móvil, y los diferentes tipos de conexiones que hay.
Un poco de culturilla
Antes de nada, siempre es bueno recalcar algunos conceptos sobre Internet que se comentarán a lo largo del artículo. Así podremos entender la importancia de cada uno de los parámetros en los que prestar más atención:
- Velocidad. Este es el parámetro más importante pues determina cómo de rápido será nuestra conexión a Internet. Se mide en Megabits por segundo (Mbps) y depende de la tecnología que usemos variará enormemente. Desde los 0,056 Mbps de las conexiones usando módems en la línea telefónica hasta los 400 Mbps de la fibra óptica: más velocidad es mejor.
- Latencia. Este es el gran olvidado en cuanto contratamos un servicio de Internet, salvo que seamos jugones, ¡por supuesto! Nos indica cuanto tiempo tarda una unidad de información entre el ordenador de casa y el servidor. Se mide en milisegundos (ms) y para las conexiones más modernas de fibra óptica puede llegar a ser de un par de milisegundos. Así que, a menor latencia, el servidor se comunica más frecuentemente y la velocidad de interacción es mejor: menor latencia es mejor.
- Para entender estos dos conceptos relacionados, hay que imaginar una carretera. Aquí, el número de carriles sería nuestra velocidad de conexión, y el tiempo que tardan los coches en recorrer la carretera, nuestra latencia. Así pues, de nada sirve tener una autovía de 8 carriles, si los coches tardan dos horas en llegar de un punto a otro. El flujo neto de información entre los dos puntos será muy bajo. Lo ideal sería tener una autovía de muchos carriles, donde los coches fueran muy rápido, creando un flujo real de información entre los dos puntos. Resumen: ¡No os fijéis solamente en los megas!
- Bits y Bytes. A muchos nos ha pasado lo siguiente: contratamos un flamante servicio de Internet que nos ofrece “¡100 megas!”. Sin embargo, cuando nos ponemos en el ordenador vemos que las descargas, con suerte, llegan a los 10 o 11 megas. Es normal sentirse estafado, estamos disfrutando de un 10% de lo que estamos pagando. Lamentablemente, no es cierto, ya que estamos hablando de distintos tipos de megas: unos son megabytes y otros megabits. Sin entrar en muchos tecnicismos, un byte son 8 bits. Así pues, 1 Megabyte son 8 Megabits, por lo que nuestra flamante conexión de 100 Megabits por segundo se convierte en una de 12,5 Megabytes por segundo, que no está tan mal.
Un poco de historia
Internet comenzó hace ya bastantes años, allá por los 70, como una forma de conectar los primitivos ordenadores entre sí. Principalmente por motivos militares y científicos en su comienzo, pero que poco a poco empezó a abarcar mucho más contenido. Sin embargo, no fue hasta la década de los 90 con la creación del WWW (World Wide Web, red mundial) cuando llegó finalmente hasta los hogares.
Sin embargo, no es el objetivo de este artículo explicar toda la historia de Internet, ya que se necesitaría una serie propia de cientos de artículos para poder llegar al detalle que se merece. Solo se ha descrito para tener un marco de referencia para entender el tipo de conexiones con las que se empezó a usar Internet.
Conexión por módem
Durante muchos años la única red de telecomunicaciones disponible fue la telefónica. Por lo tanto, había que utilizarla para conectar dos equipos que se encontraran a bastante distancia. Se utilizaba un dispositivo llamado modem, forma contraída de modulador/demodulador), que básicamente hacía eso: convertía la señal digital del ordenador en una forma compatible con la línea telefónica.
Poco a poco la tecnología fue mejorando y las velocidades aumentando. De las primeras conexiones a pocos kilobits por segundo, se llegó a un límite de 56 kbps, todo un avance para la época, pero que está totalmente desfasado hoy en día. Además, teníamos el problema de tener que bloquear la línea de teléfono cada vez que queríamos usar nuestra conexión a Internet, cosa que no siempre era posible.
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