A la actriz andaluza Natalia de Molina
De sus labios se le escapan las palabras.
Genuina y espontánea y muy risueña
en su gesto va alternando la tragedia,
con el arte del humor y de la gracia.
Veo sus ojos en la eterna gran pantalla,
y se tornan sus dolores en violetas,
su actuación es fiel, intensa , linda , inquieta,
y hasta el aire se detiene cuando habla.
En el cine; en el teatro tiene tablas,
y hasta en series y algún corto, su belleza,
te traspasa el corazón y llega al alma,
para luego rondar siempre en tu cabeza,
porque no se puede negar que , Natalia,
tiene el arte en sus sentidos y se entrega,
ya sea Nora, Gloria, Belén , Vane o Adela;
siempre acierta, siempre cumple, siempre cala.
Fue Francisca, Elisa , Miriam, Lucía y Sara,
Rocío, Carmen, Marta, Melanie, “Leti” y Sheila;
Sonia, Pitu, Rosa, Nina, Nise y Ada
Dorothy, María del Mar, Gloria y Conciencia.
Ella es arte en su conjunto; amor, tristeza
es sonrisa angelical u ojos que sangran,
ella es todo, también nada ;lo que quiera.
Es Natalia de Molina; y en Granada,
en los tiempos de su infancia dejó huella,
y en su sangre linarense lleva el agua,
de la de que han de beber luego los poetas
de este mar de arte andaluz que se derrama
cuando no hay ya luz en sala y sale ella.
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