El abandono de animales adultos lo vemos a diario y las sociedades protectoras de la vida animal tienen sus manos llenas dando albergue y buscando hogares para ellos.
Sin embargo existe una crueldad que casi no se ve y es la costumbre de arrojar los cachorros recién nacidos, tanto de perros como de gatitos directamente a los contenedores de basura. Por lo general los ponen en una bolsa de supermercado y…¡fuera!
A veces son descubiertos pues los llantos son audibles… otras veces no.
Hoy llegaba a mi consulta una señora con acento extranjero pero que se hacía entender muy bien en Español.
-Quiero que ponga a dormir este gatito. No quiero que sufra, alguien lo ha puesto en el basura.
-¿Usted me pide que mate éste gatito?
-Sí, ¿usted es veterinario no?
-Y… ¿los veterinarios somos los que matamos a los animales abandonados? Creo que usted debería alimentarlo, es solo darle un poco de leche. Este animalito tiene apenas unos días de nacido y ya lo han querido matar otros… ¡usted podría ayudarlo!
-Yo tengo un niño y no tengo tiempo.
-Pero, ¿algún familiar o amigo tendrá que pueda asistirlo verdad?
-No, no tengo familia ni amigos… ¿lo va usted a hacer? ¡O tendré que buscar otro que sea más inteligente!
Era obvio que discutir no me llevaría a ningún lado y decidí otra cosa.
-Tome, éste es el precio que debe pagar, pero es en la tienda donde le van a cobrar, yo me haré cargo del gatito. Traiga el ticket que le van a dar.
La señora sale de la consulta y va a la sección donde le cobrarán por la “eutanasia y disposición de restos de un cachorro felino”
Sin meditarlo, le doy una gota de tranquilizante el cual hace efecto casi inmediato y queda el gatito inmóvil. Lo pongo en un estante detrás de mí y cuando regresa la señora con su papelito en la mano…
-Aquí, está pagado, ¿qué se hace ahora?
-Observe usted, ya he dado la inyección al gatito, luego lo entregaremos al servicio que recoge los animales muertos, por eso le hemos cobrado lo que usted ha abonado.
-Mucho bueno, gracias.
Es triste saber que una persona no tiene amigos, también lo es que salvan a un animal de morir en la basura para que muere “dignamente” en una consulta, pero la alegría es cuando veo despertar al minino.
Se pone en sus patitas y comienza a moverse en el estante, emite sonidos… busca la teta de su madre… es posible que hayan pasado uno o dos días sin alimento.
Preparo una jeringuilla con leche para gatitos y gota a gota se las voy dando hasta que queda satisfecho… más bien, satisfecha pues parece ser una gata.
Cuando llego a casa le entrego una cajita con agujeritos a mi esposa.
-¿Un pajarito? Me pregunta.
-No, ¡un milagrito!
Hoy, ya con once años Mila sigue como el Whisky Johnie Walker…tan campante!
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