Ya decíamos que siempre había estado ahí. Sirvió para la colonización de nuestro planeta, para las tribus nómadas, para marcar rutas de caza, señalaban los caminos para llegar a los ríos, a las ermitas, a las viejas ruinas y para definir rutas históricas.
Quizás las calzadas romanas pudieron ser los primeros antecedentes. O el precursor fue el famosísimo Camino de Santiago; incluso las actividades cinegéticas de Alfonso XI recogidas en el Libro de Montería, donde amén de la caza se detallaban los montes y accidentes geográficos.
Pero la actividad del senderismo como tal, surgió en Francia tras la II Guerra Mundial. A nuestros vecinos galos se les ocurrió mezclar tiempo libre y contacto con la naturaleza e idearon los denominados “Senderos de Gran Recorrido”, creando así un movimiento cultural y de ocio popular. Esta semilla se propagó por toda Europa, donde ha alcanzado un desarrollo espectacular y ha traspasado barreras, llegando a otros continentes.
Pero centrémonos en España. El pistoletazo de salida se da a principios de la década de los 70, provocado por la solicitud de continuidad de un itinerario europeo en nuestro territorio. Antes había senderos señalizados, pero eran de carácter local.
A partir de ésta década comienza su desarrollo, siendo pionera Cataluña, y a partir de ahí otras comunidades del entorno pirenaico. Se produce la creación de las primeras delegaciones regionales en ella, que en el futuro darán lugar a las distintas federaciones.
En los 80 empieza el contagio al resto de España, fundamentalmente con la suma de los madrileños y valencianos y el desarrollo de los senderos de Gran Recorrido.
Los años 90 quedaron marcados por la consolidación y generalización. Aparecen los senderos de Pequeño Recorrido.
A partir del año 2000 se populariza y aumenta exponencialmente el número de usuarios. Se vislumbran las posibilidades de su rentabilidad para zonas rurales. Se habla ya de turismo activo.
Actualmente se siguen abriendo nuevas alternativas, aprovechando vías pecuarias, adaptando caminos vecinales, reconvirtiendo trazados ferroviarios y creándolos donde no existían.
La red se densifica, ya que de las vías troncales que fueron los de Gran Recorrido, poco a poco nacen gruesas ramas (los de Pequeño Recorrido) que interconectan o bifurcan éstos, y de éstos a su vez surgen otros menores (los Senderos Locales) que hacen que el número de kilómetros señalizados supere ya los 60.000 en nuestro país.
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