En el artículo de hoy vamos a abordar un tema que particularmente me apasiona. Se trata de la domótica o automatización del hogar. Es un tema impresionantemente amplio, que abarca muchas áreas distintas con infinidad de dispositivos diferentes y la manera en la que interactúan. Por ejemplo, va desde tener unas persianas que se puedan abrir y cerrar automáticamente, pasando por tener un termostato inteligente o puertas que se abren con reconocimiento de huella dactilar.
¿Qué es exactamente?
La domótica engloba todas las tecnologías que se usan para automatizar el hogar, como su propio nombre indica: es la unión de “domus”, que significa casa en latín, e informática. Así que cualquier aparato que automatice, centralice y/o informatice nuestro hogar, podrá ser considerado domótica.
Normalmente, los sistemas de domótica están formados por un “cerebro” que es el que controla todos sus elementos e interacciona con el usuario y una serie de sensores y actuadores, que recogen información y actúan ante ciertos eventos.
Si recordáis de artículos anteriores, es recurrente la comparación entre los sistemas cerrados y los de código abierto. En el Gadgetoscopio somos fervientes partidarios de todo lo que sea “Open Source” ya que siempre es mejor tener control sobre todas las cosas que tengamos en casa.
En el caso de la domótica, no podía ser menos, y podemos encontrar de ambas: soluciones comerciales cerradas y soluciones de código abierto, donde hay que trastear un poco más. Es cierto que las primeras son mucho más sencillas de operar y suelen tener mejores interfaces de usuario, pero podemos encontrarnos con alguna mala sorpresa. Por ejemplo, en 2014 Google compró la empresa “Revolv Hub”, integrándola en su sistema domótico de Nest. Dos años más tarde, en 2016, apagó todos los servidores de Revolv Hub, haciendo que todo su hardware pasara a ser un montón de chatarra inservible, al ser de código cerrado y propietario.
Cerebros
Tal y como comentábamos en el apartado anterior, una de las partes de toda instalación de domótica es su “cerebro” o unidad central. Es la encargada de centralizar todos los sensores y actuadores del sistema, de almacenar los datos pertinentes e interactuar con el usuario. Cada empresa que comercializa soluciones de domótica suele tener una unidad central de control, y hay que tener cuidado a la hora de elegir una, en caso de que optemos por una comercial.
No todas son compatibles con todos los sensores, y solo en algunos casos pueden interactuar con equipos de otras marcas.
Con la aparición de los asistentes inteligentes del hogar, estos “cerebros” han adquirido mucha más versatilidad, ya que podemos simplemente indicar verbalmente qué es lo que queremos hacer, y éste se encargará de traducir a un lenguaje que el sistema de domótica entienda. Es muy práctico poder decir en voz alta “A las 9:30 por favor, baja las persianas del dormitorio”, “A las 20:30 prepara un baño a 40 ºC” o “Si hay una pérdida de agua, por favor manda un mensaje a este número”.
En el lado opuesto de los sistemas cerrados, están los sistemas de código abierto, entre los cuales podemos destacar la plataforma “Home Assistant”. Es totalmente abierta y la podemos instalar en cualquier equipo, ¡incluso en una Raspberry Pi! Para esto, existe la distribución “Hass.io” que facilita mucho la tarea, y nos deja con un interfaz gráfico para completar la instalación. Es compatible con una gran cantidad de hardware comercial: actualmente más de 1000 dispositivos se pueden usar directamente.
A esto se le pueden añadir “recetas” creadas por la comunidad de usuarios, que automatizan todo tipo de acciones. Al ser de código abierto, todo el mundo puede contribuir a mejorar el sistema, y mientras más usuarios, mejores recetas existirán. En este caso, nuestra imaginación es el límite que tendrá el sistema. Como punto adicional, es una solución completamente local y no estamos compartiendo nuestros datos ni hábitos con ninguna empresa que se pueda beneficiar económicamente de ello.
Además, cabe destacar que, en el caso de las soluciones abiertas, también es posible el uso de asistentes inteligentes como Alexa de Amazon o Home de Google.
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Para el siguiente artículo hemos dejado la parte más interesante de la domótica, que es la infinidad de diferentes sensores que podemos utilizar. ¡No te lo pierdas!
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