Si en la última vez que me dirigí a vosotros lo hice para hablaros de una joven artista malagueña, hoy mi estilográfica me conduce a otra tierra que, andaluza en sus paisajes y maneras, representa y hace gala de una tradición que ha conseguido atrapar las almas de miles y miles de peregrinos, que cada año, lo dejan todo para salir al encuentro de la que ellos consideran su madre: La Virgen del Rocío.
La fiesta del Rocío ha sido durante décadas, uno de los focos temáticos más ricos en la lírica de la sevillana y el fandango. Estas dos composiciones musicales bajoandaluzas se llenan de lenguaje rociero para lanzar como dardos mensajes de anhelos, devoción, ansia de regreso y alegría por hacer el camino o recuerdos de los antepasados que hicieron grande en sus corazones un sentimiento, que de no ser por el contexto geográfico, cultural y social , sería difícil de adquirir naturalmente.
En aquella tierra choquera y rociera de la que hablo, una voz se pasea por el aire de forma suave e intensa ,con una dulzura melódica y una tan especial forma de respirar y emitir el aire, que se graba en el subconsciente para luego volver en sueños a inspirar mis letras.
Esa voz; la de la joven Marta Gómez Marín, parece surgida natural y espontáneamente susceptible a las estructuras musicales de la sevillana, el fandango, y el flamenco y la copla en general.
Marta vive cantando, y al cantar se le nota .Tiene un sentido del compás andaluz hasta los tuétanos y su elegancia y quietud en la forma, hacen que se hiele la sangre del espectador al primer verso cantado y transportado por su boca.
No grita, no se adelanta, fiel a la letra. Así canta la joven Marta Gómez Marín.
Todo andaluz tendría que oírla alguna vez, simplemente por disfrutar de la tan clara identidad andaluza de su arte en todos sus sentidos y rasgos culturales que, aunque son llamados tópicos, son posiblemente lo mas naturales y arraigados de nuestros sentidos artísticos.
Me despido pues recordando a esta joven choquera a la que escribí entre otros muchos versos, ésta sevillana:
Quien no la ha escuchado nunca
no sabe lo que es el arte ( bis)
ni conoce Andalucía
ni el Rocío ni a su madre;
quien no ha oído su “quejío”
es de su brillo ignorante.
Huelva suena por su boca,
el Camino fue su calle,
su voz entre dulce y rota
se hizo dueña de los mares
de mi Andalucía loca.
Marta su nombre, por Dios;
canta con el corazón
y lleva el alma del Sur
Quien no la escuche una vez
no ha de llamarse andaluz.
Fotografías cedidas por la familia de Marta Gómez Marín.
Joaquina Marín de la Encarnación dice
Qué bonitas palabras, me encanta