Hace unos días conocí un caso muy interesante de pérdida de memoria. Una chica sufrió un accidente de tráfico, que le causó un traumatismo craneoencefálico y debido a esto, una pérdida de memoria bastante considerable. No recordaba nada de su vida hasta ese momento, un vacío enorme donde no existía ni un mínimo recuerdo, nada…imagina que sensación tan extraña y angustiosa, hasta el punto de no recordar a su madre ni su marido. A partir de ahí, comenzó un proceso largo de recuperación no sólo física sino de reconstrucción de una vida. Esta chica no recordaba ni siquiera su aspecto, se miraba al espejo y no se reconocía, era como empezar a vivir partiendo de cero. Lo que más me llamo la atención es que en algunos detalles era como si fuese otra persona, por ejemplo, empezó a vestir de forma diferente, incluso no entendía cómo podía haber vestido como se veía en las fotos. También, su gusto musical cambió, antes le gustaba el flamenquito, y ahora la música clásica…así, como en muchas otras cosas. Me impactó muchísimo este detalle, porque a pesar de no tener recuerdos, yo pensaba que la personalidad, la esencia de una persona está ahí, de forma íntima, y que el perder la memoria fuese acompañado de un cambio en gustos y en personalidad me resultó increíblemente interesante.
¿En qué parte de nuestro cerebro se encuentra la memoria? No hay un único lugar. La memoria se ha clasificado en varios tipos, entre las que encontramos la memoria a largo plazo y la memoria a corto plazo. En la memoria a corto plazo se encuentran los recuerdos más recientes y se sitúa en la corteza prefrontal del cerebro. Los recuerdos más antigüos y aquellos conocimientos que no olvidamos se guardan en la memoria a largo plazo y se encuentra en la corteza cerebral. Es por eso, que si tenemos una lesión en una de las partes del cerebro relacionada con la memoria podemos sufrir una pérdida de ella.
¿Podemos mejorar nuestra capacidad de memoria o es algo que vamos perdiendo con la edad y no hay forma de recuperar?
Existen ejercicios prácticos que pueden mejorar significativamente nuestra memoria pero también existen enfermedades neurológicas usualmente relacionadas con la edad en las que por herencia genética o por cuestiones biológicas, derivan en problemas de memoria, como en las demencias o en el alzheimer.
Podemos incorporar en nuestro día a día unos ejercicios prácticos para ejercitar y potenciar nuestra memoria:
– Lista de la compra: llevar una lista de la compra, pero intentar hacer la compra sin mirar la lista, y cuando creamos que hemos terminado echar un vistazo para ver si nos falta algo.
– Utilizar alguna agenda o tipo de calendario para apuntar lo que tenemos que hacer. Pero intentar recordar qué tenemos que hacer antes de mirarla para ver si vamos recordando sin ayuda.
– Pasatiempos: crucigramas, sudokus, sopas de letras, hacer algún puzle…dedicar un ratito a realizar este tipo de actividades no sólo nos puede relajar y además nos ayuda a potenciar nuestra memoria.
– Ver fotografías de hace tiempo e intentar recordar momentos relacionados con esas fotografías estimulan nuestra memoria a largo plazo.
-Lectura. Si te gusta leer sabrás que la lectura ayuda a tener una mente más activa porque cuando nos metemos de lleno en alguna historia, estamos recordando los nombres de los personajes, sus relaciones y las tramas de las historias que leemos.
– Aprender cosas nuevas. No sólo cuando se es niño es buen momento para aprender cosas nuevas, puedes empezar a estudiar un idioma, a tocar un instrumento musical o hacer un curso de algo que te guste mucho. No importa la edad, de hecho, los adultos que se apuntan a este tipo de actividades obtienen unos resultados mucho mejores que cuando se es más joven, porque se hacen desde el interés y la tranquilidad de algo que se realiza por placer.
“No guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo”. Albert Einstein
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