El gramón, también conocido como pasto bahía o gramilla (Paspalum dilatum) es una planta herbácea perenne (hemicriptófito cespitoso) de la familia Poaceae, originario de la región neotropical (Sudamérica). Su tallo, cespitoso, crece horizontalmente, sus rizomas son corftos, escamosos, erectos, simples o escasamente ramificados en los nudos inferiores, formando grandes macollos. Vainas más largas o más cortas que los entrenudos, aquilladas, comprimidas, las inferiores pilosas, adpreso-pilosas o glabras. Hojas lineares (hasta 60 cm de longitud), con lígula de 2-4 mm. Inflorescencia en racimo que porta de 2-9 espigas (4-10 x 0,4-0 ,6 cm cada una de ellas), distantes entre ellas, más o menos péndulas, con una pubescencia que le da un aspecto blanquecino y sedoso; espiguillas biseriadas (hasta 4 x 2,5 mm), sin gluma inferior, y la gluma superior pilosa con 5-9 nervios; lema glabra. Flor con 3 anteras, púrpuras; 2 estilos separados y estigmas púrpuras. Fruto en cariópside elipsoidal (1,3 mm), elíptico, aplanado, amarillento o parduzco, con una marca parada opuesta al embrión.
Suele formar parte de herbazales ruderales y viarios húmedos (cunetas húmedas, herbazales frescos, orillas de acequias, etc.), céspedes recreativos y ornamentales, cultivos de frutales de reagadío, riberas degradadas. Florece de julio a octubre. Su reproducción es sexual pero también dispone de sistema asexual o vegetativo, mediante fragmentos de estolones o de rizomas. Diseminación antropócora y, posiblemente, ornitócora e hidrócora.
Esta planta, adaptada en su origen a un ambiente cálido y húmedo propio de climas subtropicales, no tolera las oscilaciones térmicas, ni la sequía, y la sombra densa, pero en cambio resiste el encharcamiento del suelo. No obstante, tolera cierto grado de continentalidad, al soportar heladas que no sean intensas y de larga duración. Tampoco soporta los suelos salinizados. Por otra parte, dispone del metabolismo C4, que prospera a partir de los 750 mm de lluvia anual, que en nuestras latitudes puede suplir con el riego constante, como el que se dispensa a las praderas artificiales de ocio (ej.campos de golf).
En sus países de origen esta planta se ha usado principalmente como forraje para ganado, pues es palatable y altamente nutritivo, además de su alta productividad, llegando a las 70 toneladas por hectárea, de modo que una parcela de 40 ha puede soportar un rebaño de 100 vacas. Además su mantenimiento no es muy exigente en agua, por lo que algunos países la han importado para crear praderas de bajo riego. En cambio, en otros países donde se ha introducido, en la mayoría de los casos de forma accidental, constituye una mala hierba sin uso alguno.
El impacto de esta planta invasora es principalmente económico, al considerarse como una mala hierba de cultivos de regadío sobre suelos fértiles, donde si las condiciones edáficas son apropiadas, forma rodales cespitosos espesos que impiden el desarrollo de otras especies de malas hierbas. Su capacidad competitiva frente a las demás especies arvenses o cultivadas es elevada cuando el suelo es rico en nutrientes; en caso contrario, va siendo paulatinamente desplazada por otras especies. Por otro lado, cuando se entremezcla con céspedes ornamentales o recreativos los deprecia ya que forma rodales, por lo que su presencia puede ser especialmente negativa en áreas como los campos de golf. Se trata de una especie con una rápida capacidad de expansión (aunque en Andalucía aún sea escasa), ya que en aproximadamente un siglo, ha colonizado casi toda la costa levantina peninsular y diversas regiones del NW y SW. Por el momento se puede considerar una especie poco representada en Andalucía, ausente por ahora en la mitad oriental debido a sus requerimientos hídricos y tampoco entra en zonas montañosas por su intolerancia a las heladas. En el resto de la región, la expansión de zonas urbanizadas que acarrea la construcción de jardines con céspedes, así como la creciente implantación de sistemas de regadío, permite prever un futuro aumento en el área de distribución de la especie en esa región. En la Axarquía ha sido detectada en la franja litoral, incluido el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. No obstante, por sus elevados requerimientos hídricos y necesidad de suelos muy fértiles y pesados, es poco probable que llegue a naturalizarse en ambientes no humanizados en Andalucía.
Para su control se recomiendo el empleo de métodos físicos (en invasiones localizadas) y químicos (herbicidas) cuando la invasión es incipiente, y si a la zona no llegan continuamente propágulos por diversas vías (acequias, entrada de maquinaria procedente de zonas infectadas, etc.), puede ser suficiente la retirada manual seguida de una vigilancia sostenida durante un tiempo (deben realizarse visitas periódicas y poco distanciadas durante la estación de crecimiento, especialmente en verano y otoño) para eliminar posibles focos de reinvasión ; en casos de invasiones más extensas o avanzadas en espacios agrícolas o sin valor para la conservación suelen aplicarse diversos herbicidas contra monocotiledóneas perennes, si bien debe tenerse en cuenta que son tratamientos más agresivos frente al medio ambiente. El grado de dificultad se califica de bajo a escala de rodal o parcela, pasando a medio-alto a escala de localidad, y muy Alto- extremo a escalas mayores.
santiago dice
La realidad que podrían aprovecharlo para darle de comer a ganado, cualquier tipo, si la planta está en españa, entonces ya empiecen a considerarla ESPECIE ADAPTADA. Traten de sacar lo mejor de la planta, JAMAS combatan con quimicos