A mis alumnos de St Mary School
Amanece ya en el cielo de Sevilla
esperando que una avemaría suene
y que rueguen por la paz y por la vida
los futuros grandes hombres y mujeres.
Un pupilo alza su voz frente a las filas
y pronuncia petición sin detenerse,
y le sigue al unísono y sin prisa
la oración que hace que el día ya comience.
Suenan pasos, van subiendo, se oyen risas,
la alegría del pupilo se hace fuerte,
y dibuja corazones en la herida
del que llega cabizbajo por su suerte.
¡Que comiencen ya las clases! ¡La poesía!
¡Que se oigan grandes voces de la muerte
en los labios de los jóvenes de hoy día
para que todas sus vidas las recuerden!
Y se asoman a todas las biografías
como quien vive mil vidas de repente,
preguntándose, ¿ que haría yo en esas vidas?
Admirando el ingenio de otra gente.
Es el momento, pruébenlo, intenten escribirla,
que dejen de estar en blanco los papeles
y se llenen de emoción y de la chispa
del ingenio y el poder de vuestras mentes.
¡Hagan hueco, llega el Playor! Se divisa
una cara disconforme que no entiende
que palabras que usará a su partida
las bebió sorbo a sorbo de esta fuente.
Y recordarán todas esas salidas
que ahora asocian con la rutina del miércoles
y que nutren de cultura y de valía
sus perfiles aún hoy adolescentes.
Y con Vess como método, cuál guía,
se preparan para el futuro que viene
en el cual ellos serán protagonistas
como ya lo son ahora en el presente.
¡Ay, la educación malabarista
que combina lo que es nuevo y lo de siempre!
Deja una respuesta