Pues ya ha llegado otro año más y con él muchos deseos de mejora y de cambios personales. Pensamos que el comienzo de un nuevo año es la oportunidad de llevar a cabo esos proyectos y sueños que no pudimos realizar con anterioridad.
Uno de estos proyectos suele ser mejorar las relaciones interpersonales, ya que al vivir en sociedad y al ser tan diferentes unos de otros, muy a menudo surgen conflictos y más conflictos que nos agotan y nos desgastan psicológica y emocionalmente.
Generalizar en este tema es un poco complicado pero seguir ciertas pautas generales pueden ayudar, a pesar de las características peculiares de cada caso concreto. Donde suelen surgir más conflictos es en el ámbito familiar, ya que suele haber muchos momentos de contacto y además es donde solemos tener más confianza para mostrarnos en todo nuestro esplendor tanto para lo bueno como para lo menos bueno. Con amigos y con compañeros de trabajo también pueden surgir conflictos, incluso con gente que nos encontramos de manera breve, un dependiente, un cajero en un banco o alguien que nos atiende en alguna oficina administrativa, por ejemplo.
¿Qué podríamos hacer por nuestra parte para mejorar nuestras relaciones interpersonales?
- A veces salimos a la calle ya enfadados o malhumorados por algo y pagamos con quien menos lo merece. Muchos piensan que son el ombligo del mundo y que todo gira a su alrededor. Si todos nos comportásemos así sería horrible salir a la calle. Empezar a practicar la amabilidad y la cortesía con los demás sería positivo para no mezclar nuestra negatividad a la hora de tratar con otras personas.
- Mayor empatía. Ponerse en el lugar de los demás aunque a veces nos cueste. A lo mejor lo que te parece a ti muy importante no lo es para la otra persona. No todo el mundo siente con la misma intensidad ni ve las cosas como nosotros, además de que a veces hay que pasar por una situación para poder entenderla así que intentar ponernos en el lugar del otro ayudará a no prejuzgar y entender mejor a los que nos rodean.
Escuchar con atención. Si alguien te cuenta un problema o algo que le preocupa es porque en ese momento te necesita y estar pensando en otra cosa hace que te disperses y no le ofrezcas una relación de calidad. - Aceptar las críticas. Es prácticamente automático. Cuando recibimos una crítica nos ponemos a la defensiva y nos molesta muchísimo. Pero debemos ir más allá y reflexionar sobre esa crítica. Qué parte de veracidad puede tener y que podemos aprender de ello. Si somos objetivos con respecto a las críticas podremos madurar y mejorar como personas. Aprender de nuestros errores es la base perfecta para aceptarnos y empezar a aceptar a los demás.
- Reflexionar. Cuando vivimos un conflicto podríamos pensar en qué nos hemos podido equivocar y qué hubiésemos podido hacer mejor. También podemos hacer esa misma reflexión hacia la otra persona pero sólo podemos controlar lo que está en nosotros así que es un ejercicio muy positivo.
- Cerrar heridas. Es importante que pongamos punto y aparte e incluso a veces punto y final a ciertas relaciones personales. Si después de nuestra reflexión nos damos cuenta de que no deseamos seguir relacionándonos con alguien estamos en todo nuestro derecho. También podemos pedir perdón o asumir nuestros errores si queremos recuperar la amistad o la relación con la otra persona. Pero lo más sano es no dedicar un tiempo sin límite a darle vueltas y más vueltas en nuestra cabeza a lo que ha pasado o podía haber pasado. Ponte un límite de días, no más. Después de eso, cerramos el tema y nos damos un descanso en beneficio de nuestra paz mental.
El tema de las relaciones personales es complejo y cada caso tiene connotaciones específicas y muy diversas pero si ponemos de nuestra parte podemos darle la vuelta a muchas situaciones que nos dañan y nos hacen infelices.
“La causa de la mayoría de los problemas de relaciones humanas está en la falta de reconocimiento mutuo”. Doménico Cieri Estrada, (escritor mexicano).
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