Durante el año 1989, el Seminario Permanente de Ciencias Naturales de la Axarquía, el embrión de lo que sería, pocos años después, el Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, siguió trabajando según el esquema de estudio que habíamos trazado para estudiar la naturaleza de la comarca, y ofrecer materiales didácticos al profesorado, relacionados con parajes de interés educativo que encontrábamos en cada zonas. En aquel entonces el grupo estaba formado casi íntegramente por profesores y profesoras de enseñanza media, en distintas materias: historiadoras (como María Teresa Martín), geólogos (como Manuel Rebollo), biólogos (como Jacinto Arjona y Rafael Yus), y educación primaria (Rafael Pérez), siendo la única excepción Miguel Ángel Torres, que era topógrafo.
Con este grupo estuvimos acometiendo el estudio de la llamada Dorsal Bética, que es un conjunto de sierras calcáreas que se encuentran desde el Boquete de Zafarraya hasta Alfarnate. Son unas sierras muy interesantes desde el punto de vista, tanto geológico (son los únicos materiales de las Subbéticas en nuestra comarca), como biológico (con una interesante fauna, como la cabra montés, y flora, con sus característicos quejigales salpicados de arces). No menos interesante son sus yacimientos arqueológicos prehistóricos, bien estudiados por arqueólogos veleños como José Ramos. Con este libro, titulado Aproximación a la naturaleza geológica y biológica del sector malacitano-oriental de la Dorsal Bética, editada por la Editorial Elzevir de Torre del Mar. Era un libro de 284 páginas, con ilustraciones en blanco y negro, mapas desplegables de los itinerarios, realizados por Miguel Ángel Torres, inaugurábamos la serie de monografías, la primera de las 9 unidades paisajísticas en que dividimos la comarca, en un formato que ya abandonaba las versiones modestas anteriores, aunque, lamentablemente, aún era prohibitivo la versión en color. Sin embargo, de esta unidad no extrajimos ninguna propuesta didáctica concreta, a diferencia de las siguientes, aunque sí dos artículos que se publicaron en la revista científica Béticas.
Al año siguiente (1990) nos propusimos estudiar la unidad paisajística del Mar de Alborán. Era una empresa muy difícil porque por entonces no se conocía apenas la vida submarina de nuestras costas. Entonces todavía no estaban protegidos los Acantilados de Maro y por tanto faltaba información sobre su riqueza biológica, hoy suficientemente demostrada. La única fuente de información fiable es la que nos podía proporcionar los trabajadores del mar, los marengos del puerto de la Caleta de Vélez. Por ello, fueron esenciales los datos de la Cofradía de Pescadores y los registros que tomamos de la lonja de ese puerto. En este trabajo se incorporaron, por primera vez, el biólogo Luis Soria, entonces profesor del Instituto Reyes Católicos, y Catalina Alcázar, también bióloga del mismo instituto, y además de Fali Padilla, colaboró su hermano A. J. Pérez Padilla, que era aficionado al mundo marino. El resultado de este estudio fue el libro, editado por el Ayuntamiento de Vélez-Málaga, titulado El mar en la comarca de la Axarquía, teniendo como subtítulo: “El medio marítimo y la problemática de la pesca como centros de interés educativo”, puesto que veíamos en la lonja un importante recurso para el alumnado de enseñanza media. De hecho, a partir de este estudio también organizamos una propuesta didáctica dirigida a los alumnos, anexada en la misma monografía, y que luego decidimos editarla separadamente en un pequeño libro titulada: “Guía para un estudio escolar del Puerto de la Caleta, editada también por el Ayuntamiento de Vélez-Málaga.
Ya por esta época (1990), un nuevo concejal del Ayuntamiento de Vélez, el también deportista torreño José Luis Verdú, estrenó la primera Concejalía de Medio Ambiente de toda la comarca, y utilizó una estrategia de gestión basada en la participación de los grupos ambientalistas del municipios, hecho insólito que marcaría una forma novedosa de gobierno municipal, consistente en promover una estructura denominada Consejo Municipal de Medio Ambiente. Fue un hito muy importante para los grupos ambientalistas de Vélez, y de hecho participamos activamente grupos como GRUNA, el Ateneo y el Seminario Permanente de Ciencias Naturales. Los grupos llevábamos allí nuestras inquietudes, los problemas detectados, y el concejal los gestionaba, para darnos una respuesta en la siguiente reunión. Famosa fue la campaña sobre las basuras con el lema Métela de noche, que pese a su doble sentido, se diseñó para convencer a los ciudadanos que no tiraran la basura antes de la noche. También se diseñó una revista ambiental del Consejo, llamada Retama, donde publicamos algunos artículos, uno de los cuales fue un exhaustivo inventario de los árboles que todavía había en los sotos del río Vélez. En el año 1991 le sucedió María Victoria Naranjo, que también destacó por una espléndida gestión de los aspectos ambientales. Bajo su legislatura, la protección del Peñón de Almayate fue uno de los temas ambientales más candentes de la época, por la amenaza que se cernía sobre este paraje, de construir una urbanización por sus propietarios la sociedad Level, hecho por el cual se encargó a nuestro Seminario de Ciencias la realización de un documental (en el que cooperaría el maestro del Centro de Recursos del CEP, Estanislao Isla) y una propuesta didáctica, titulada Itinerario Didáctico del Peñón de Almayate, con una guía para el alumno (actividades a realizar) y una guía del profesor (información científica y propuestas didácticas), publicada por el Ayuntamiento de Vélez, contribuyendo con ello a la puesta en valor de este paraje, hoy día protegido como “hito paisajístico” en el POT de la Axarquía.
Deja una respuesta