Hay situaciones en cada familia donde tener una mascota a veces se hace imposible. Eso sucedió cuando me presentaron la posibilidad de “quedarme” con un canario.
Siempre fui amante de éstos pajaritos tan comunicativos con sus amos, aparte del talento que despliegan al cantar.
No pregunté cuál era la razón por la que el canario no podía seguir en esa casa. Podía ser que tuvieran gatos o alguna razón personal o familiar. El asunto es que acepté quedarme con él.
Lo examiné someramente pues lo noté un tanto excitado. Saltaba de palo en palo de su ancha jaula y también noté que no tenía fuerza en sus cuerdas vocales. Apenas le salía un susurro.
Cambié su jaula, le puse palitos de madera en vez de plástico, un bañito, agua fresca, lechuga y mezcla de semillas. Un lugar tranquilo y con algo de sol durante el día ¡se hizo el milagro! A los cuatro días se le escuchó el canto…muy diferente a todos los canarios anteriores que tuve.
Pero iba a más, cuando le quise cambiar su alimento me amenazó sacudiendo sus alas y abriendo su pico. Eran SUS semillas y ¡las defendía!
Resultó ser que era su forma de jugar conmigo o con mi mano que había introducido en SU territorio, o sea, su jaula.
Como tengo gatas en casa y ya había un canario, se lo dejé a mi hija. Ella adora sus animales y asume el papel de casi madre y así lo hizo con Paquito que es el nombre que le pusimos. Cada semana le llega un paquete por mensajería con pedidos que hace por internet, ahora se le han agregado: ¡los juguetes para su niño volador!
Tiene su jaula con piscina, columpios, dormitorio climatizado, palos especiales que evitan que las uñas crezcan demasiado, hasta que llegó ¡el espejo de varias caras!
Nunca me pregunté siquiera si los canarios podrían verse a sí mismos en un espejo… pues a Paquito dentro de poco le tendrán que comprar peine y un cepillito para acicalarse el pico. Ahora puede verse…y ¡cómo lo disfruta!
-Tocan timbre, mensajería, caja para Míster Paco…ya Paquito, ¡le queda pequeño!
Deja una respuesta