A mi tía María Jesús Rosso
Con el compás en la mente
y con el genio en tu raza,
corazón tan portuense
no hubo quien lo callara.
Casino y Cine Moderno
y el paseo por la plaza,
Cristo de Misericordia
bajando la Calle Cañas.
Échale guindas al pavo,
que El Garrotín se disfraza
para “mariscá” el cangrejo
en un rincón de mi alma.
Que Aquellos duros antiguos,
de los que ya nadie habla,
fueron himno de los pasos
de quien criaste en tu falda.
Venga esas caras arriba,
venga esas caritas guapas,
¡Esos brazos, que se noten!
¡Fuerte! ¡Vamos! Ole ,“arsa”.
Llevas adentro la llave,
de unos tacones que bailan,
por tangos y por fandangos,
bulerías y sevillanas.
En la reja del secreto,
Federico Rubio aguarda,
una charla y un gracejo,
cuatro voces y unas palmas,
¿Quién bailará en El Puerto
como tú bailabas?
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