La lectura de las notas, si éstas incluyen suspensos, termina con una mezcla de sentimientos de decepción, enfado y temor que no se manifiestan a partes iguales.
La razón de tanta preocupación reside en que los padres creemos que las notas son una señal que indica el rumbo que están tomando nuestros hijos. Desde esta óptica, la frase “Mi hijo ha suspendido” terminamos pensando “mi hijo tiene problemas, como siga así va a terminar siendo un desgraciado…”.
Realmente deberíamos conocer un poco mejor a nuestros hijos, para ello os presento una lista de posibles tipos de suspendedores, seguramente lograremos encontrar parecidos con las reacciones de nuestros hijos. El psicopedagogo y profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura Carlos Pajuelo, distingue hasta ocho clases de alumnos que suspenden: el sobrado, el calimero, el indignado, el lastimero, el desordenado, el pasivo, el realista y el repetidor. Aquí dejo algunos:
TIPOS DE “SUSPENDEDORES”
1. El “suspendedor sobrado” que, presentando un boletín de notas con media docena de suspensos, es capaz de mirar a sus padres con cara de incredulidad mientras les dice con absoluta certeza: “esto siempre me pasa al principio, si las voy a recuperar, está todo controlado”.
Este tipo de suspendedor hace un repaso por cada una de las asignaturas suspensas de tal manera que es capaz de demostrar que, seis suspensos, realmente son tres.
2. También podemos encontrarnos al “suspendedor calimero”, que se caracteriza por achacar los suspensos al “me estáis agobiando, me estáis amargando la vida”, o “es que no os dais cuenta de lo mal que estoy”, “qué asco de vida” y “vosotros sólo os preocupáis por las notas”.
Este tipo de suspendedor provoca en los padres que al malestar por los suspensos, se una el agobio por pensar que al hijo le pasa algo, algo que lo hace sentirse desgraciado.
Sin embargo, cuando sale con sus amigos los fines de semana se encuentra la mar de bien.
3. El “suspendedor indignado” suele echar la culpa de sus suspensos a los profesores, al centro escolar, etc. Con frases del tipo “de nada sirve que me esfuerce porque “me tienen manía”, “las clases son aburridas” o el socorrido “han suspendido a casi toda la clase”, y además te dice, “yo, más, no puedo hacer”.
4. El “suspendedor realista” suele aceptar que la causa de los suspensos reside en que no ha estudiado lo suficiente. Este es el tipo de suspendedor en el nuevo trimestre lo intentará, siempre pensando que puede comenzar a introducir modificaciones en su conducta con la finalidad de mejorar su rendimiento.
5. El “suspendedor lastimero”, es aquel que suspende y va pregonando como un “quejido” a diestro y siniestro frases del tipo “no sirvo para nada”, “soy un fracasado”, “os he decepcionado”, y otras frases para acuchillar su autoestima. Los padres de este suspendedor terminan consolando al hijo.
Además de estos suspendedores podemos encontrar una serie de “suspendedores mixtos”, mezclas entre los diferentes tipos de suspendedor.
Pero, ¿realmente pensamos que suspenden por estas causas? me temo que la respuesta es que suspenden en un porcentaje elevadísimo porque No estudian lo suficiente. Si sus hijos son capaces de admitirlo, puede que no vuelva a ocurrir, ya que ellos serán capaces de encontrar sus propias flaquezas o debilidades en sus aprendizajes y ponerles remedio.
Un suspenso no es para alarmarse ni desmoralizarse y, por el contrario, a veces puede resultar una manera de aprender a superar la frustración y a poner más recursos personales para superar las dificultades. Lo importante en estos casos es no desmoralizar ni humillar al/la niño/a con comentarios del tipo “eres un/a vago/a”, “es que eres muy torpe” o “no vales para estudiar”. Lo importante, explican los expertos, es como padres mantener firmeza y constancia en el seguimiento, que los hijos sepan de antemano las consecuencias si no cumplen con sus responsabilidades y, si eso ocurre, evitar el mitin simplemente transmitir que es él quien ha decidido, por ejemplo, no salir con los amigos porque no ha estudiado.
En algunos casos la tarea, al principio, puede ser agotadora, pero resulta imprescindible. Si el padre después de la bronca inicial por los suspensos sigue con su trabajo y su vida, sin más, el adolescente queda abandonado a su soledad y estudiar no es fácil, es más atractivo ir a la pantalla de internet o al televisor y ver una película.
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