Es bastante frecuente escuchar que tal o cual perro es epiléptico o que le vienen ataques cada tanto pero que duran solamente un minuto y luego se le pasan.
Son perros que padecen una lesión nerviosa cerebral ya sea de nacimiento o adquirida por diferentes causas. Un accidente con golpe en la cabeza, una intoxicación o una caída de la cama pueden ser la causa. Por lo general aparecen los ataques alrededor de los cinco años de edad del perro. No hay predilección por raza alguna ni por tamaño a cualquiera le puede tocar.
En general se manifiesta por caída al suelo del animal y comienza a sacudir sus miembros (los cuatro) a la vez que se le quedan rígidas las patas y temblando violentamente. Un minuto…y comienza a relajarse quedando con la mirada “vidriosa” como si mirara al infinito. Un rato más y ya camina y todo vuelve a ser normal.
Hasta aquí poco nos afecta pero el problema es si la lesión va en aumento y comienza a tener varios ataques diarios y a veces durante varios días. Aquí estamos en presencia de un mal que requiere tratamiento. Afortunadamente lo hay aunque no es posible curarlo totalmente sí es posible disminuir al máximo la frecuencia e intensidad de sus ataques.
Lógicamente deberá ser el veterinario quien recete la medicina e indicará como convivir con un paciente así.
Mi experiencia (he tenido un animalito así) es que son perros más nerviosos de lo común en especial si son razas pequeñas. Esto determina que necesitan muy poco estímulo adicional para llegar a una crisis nerviosa que activará el ataque.
Las medicinas que hay actualmente a pesar de ser depresoras del sistema nervioso, no dejan al animal atontado. Su comportamiento es normal pero requiere sí que a diario se le administre su medicación.
Después de cierto tiempo de vivir con un animal así, ya lo conocemos y cuando viene a buscar protección y tiene la mirada un poco distraída podemos sospechar que esté por desencadenarse el minuto de ataque, es conveniente ubicarnos con él en ambiente de penumbra y de silencio ya que el mínimo plus de excitación puede ser detonante del ataque.
Tal como ellos se acostumbran a vivir con su enfermedad, nosotros debemos adaptarnos a vivir con ellos, nos debemos el favor!
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