A pesar de que el gobierno lucha desde hace varios años contra la repetición de curso, esta realidad está siempre presente en nuestro país. Repetir de curso es bastante común: casi un tercio de los alumnos de 15 años han repetido una o dos veces.
En primaria se repite cuando quedan dos asignaturas y estas son, Lengua y Matemáticas o cuando quedan tres asignaturas y estas son Lengua o Matemáticas y otras dos asignaturas cuales sean del currículum.
Pero ¿quién decide en última instancia si un alumno debe repetir de curso o no?
El equipo de maestros que imparte clases al alumno, decidirá sobre la promoción del mismo, tomando especial consideración la opinión del tutor, así como aspectos relacionados con la madurez e integración en el grupo. Antes de adoptar dicha decisión, el tutor oirá a los padres o tutores legales del alumnado. La decisión de no promoción es una medida excepcional y se tomará después de haber agotado el resto de medidas (refuerzo y apoyo). En última instancia, si la familia no está de acuerdo, puede reclamar a la dirección del centro y elevar una queja al servicio provincial, que decidirá sobre el caso.
En secundaria, con las modificaciones de la LOMCE, durante el primer ciclo de la ESO (1º, 2º y 3º) solo se podrá repetir el mismo curso una vez, y en todo el ciclo solo se puede repetir un máximo de dos veces. Los alumnos de 4º solo pueden repetir una vez, pero si nunca se ha repetido en los cursos anteriores de la ESO, se le permite repetir 4º dos veces.
Entonces, ¿es bueno este cambio para nuestros hijos? Ni es bueno ni es malo, todo tiene sus ventajas e inconvenientes y el resultado dependerá de cómo se lo tome y se lo plantee el alumno. Hay padres que piensan que repetir curso es la solución de los problemas para su hijo, tal vez porque lo ve muy inmaduro para su edad y piensan que repetir curso hará que se ponga las pilas. Otros piensan que al cambiar de compañías el chico o chica cambia de actitud y puede que conozca nuevos compañeros y así tendrá buenas influencias.
Repetir no es una solución mágica que va a hacer que el niño cambie de actitud, aunque la mayoría de los contenidos ya los dio el año pasado, seguramente para él/ella el temario será completamente nuevo, y a la mínima que el chico o chica, empiece a suspender se va a desmotivar mucho más que antes porque ya no solo suspende, si no que suspende REPITIENDO, lo cual es más humillante. Ante esto la mayoría se decantan por dejar de esforzarse porque es más fácil dar la imagen de que no “quiere” a que no “puede”.
En realidad, repetir no va a ser la solución a no ser que el alumno haga un cambio de actitud, por eso es importante que ya desde el principio del nuevo curso se ponga las pilas, dependerá además de la ayuda y apoyo de la familia y de la escuela. Dejarlo solo a su suerte, es casi como condenarlo al fracaso.
Que un niño repita de año no asegura el éxito escolar, afrontar un nuevo curso escolar repitiendo no es fácil para muchos niños. A la desilusión por no estar con sus amigos se une el hecho de que puede aburrirse al aprender los mismos contenidos que unos meses antes.
¿Qué podemos hacer?
De repente, a muchos padres se les viene el mundo encima pensando que su hijo no va a llegar a nada en la vida y que en parte ellos son responsables de sus ‘cates’. Tranquilidad, nunca debemos perder los nervios ni la fe. Mantener la calma es básico en estos casos. Para el niño o niña no es fácil asumir que va a tener que abandonar a sus compañeros y comenzar en un aula nueva, además que tiene que volver a pasar otra vez por todo el curso de nuevo, por ello, debemos de ayudarle sobre todo cuidando lo que decimos. Muchas veces oímos a otras personas decir: “mi hijo se portaba bien hasta que se juntó con los repetidores” o cosas por el estilo. Juzgar y meter a todos los “repetidores” en el mismo saco hará que tu hijo se sienta un fracaso porque no deja de ser una etiqueta negativa. Tenemos que transmitirle la idea de que si él o ella quiere puede lograrlo.
Suspender no es fracasar. Suspender es una señal de que el niño/a debe introducir algún cambio en sus actividades académicas, y tener claro que los hijos son mucho más que las notas que obtienen. Otro tema controvertido son los deberes. ¿Hay que ponerse a estudiar con ellos o es contraproducente?, una cosa es ayudar a los deberes y otra la de tener la responsabilidad de estar activamente presente para que se hagan los deberes. A los hijos hay que enseñarles a que estudiar es su responsabilidad. Les podemos ayudar a organizarse, pero hay que hacerlos autónomos en el estudio y para eso hace falta que los padres soltemos lastre. En definitiva debemos comprender que en la vida de nuestros/as hijos/as pasarán por diferentes etapas y aprendizajes, los cuales no siempre serán acertados y que de todo se aprende, por ello no podemos nunca tirar la toalla cuando se trate de la educación de nuestros amados y amadas hijos e hijas.
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