Uno de esos días en los que vas echando un vistazo por internet, me encontré con un video en YouTube, era un TEDxMadrid, de 2016. Me he decantado por dedicarle un artículo, porque el tema me parece bastante interesante y nunca está de más el aprender, sobre todo cuando se trata de aprender a educar en la vida a nuestros hijos e hijas.
Poniéndonos en conocimiento de los primeros avances históricos contra el abuso sexual a menores, Vicki Bernadet, una mujer que fue víctima de abuso sexual desde la edad de 9 años a 17 y no lo reveló hasta la edad de 34. Nos relata que por la incomprensión que se encontró al desvelarlo, en 1997 ella misma creó un centro para ofrecer ayuda a víctimas de abuso sexual infantil que lleva su nombre. Su objetivo principal es aumentar la sensibilización, la prevención, la atención a diferentes colectivos como los adultos, profesionales, personas con discapacidad, las familias y los niños y niñas víctimas de abuso. Aunque nos parezca una barbaridad, uno de cada cinco niños en España sufre algún tipo de abuso sexual antes de los 17 años (datos de la UE 2011-2012) y el 85% de los casos el depredador es una persona del entorno de confianza (familia, escuela, conocidos…) que el 60% no recibirá ningún tipo de ayuda y que el 90% no lo dirá durante su infancia, según el estudio de Dr. Félix López de la universidad de Salamanca. Por ello es importante sobre todo el prevenirlo, Vicki explica que en primer lugar es urgente reconocer que este fenómeno existe y puede afectar a cualquier familia, y después que la mejor herramienta que tenemos es educar la confianza del niño.
¿Pero cómo les enseñamos a confiar?
Primero explicarles qué son los secretos, ya que en la inmensa mayoría de los casos, los abusadores utilizan la frase: “Esto es un secreto” “Será entre tú y yo” “No se lo puedes contar a nadie”. Debemos enseñar a nuestros hijos que pueden tener secretos, claro que sí, porque les encantan los secretos¡¡ que no tienen que contarlo todo ya que esto forma parte de su intimidad, incluso puede decirse que callar algunas cosas que sabemos forman parte de lo que entendemos por lealtad, pero que los secretos tienen fecha de caducidad, que no son para siempre. Ellos deben entender que pueden mantener un secreto si es divertido, emocionante, pero que cuando alguien les hace mantener un secreto que les hace sentir mal, que sufren por ello, eso ya no es un secreto, que es un problema y que tienen que buscar alguien de confianza para que les ayude.
Segundo es darles poder personal, la baja autoestima o la inseguridad les puede hacer vulnerables a los abusos de otros. Debemos darles la suficiente confianza en ellos mismos demostrándoles que los creemos capaces de hacer algo, como por ejemplo cuando un niño tiene la necesidad de aprender algo nuevo, o de hacer algo por sí solo, como ducharse solo o ir al cole, hay que intentar dejarles hacer, confiar en ellos, decirles “bueno vale, vamos a intentarlo”, una respuesta así hace que el niño se sienta más autónomo, con más seguridad y orgulloso de sí mismo.
Proporcionarles espacios de comunicación, donde puedan hablar libremente de lo que quieran, de lo que sienten o les preocupa, sabiendo que van a ser escuchados y que se les va a tomar completamente en serio. No solamente preguntarles qué les ocurre sino cómo les afecta, porque lo que para nosotros quizás no es importante para ellos puede serlo, no debemos minimizar sus sentimientos si queremos que confíen en nosotros la próxima vez. Porque eso es lo importante y va a ser la línea a seguir en su vida, espacios como este de comunicación les llevará a subir su autoestima, perder la vergüenza a contar lo que sentimos y a reducir espacios de soledad.
Tercero es respetar sus derechos, los niños tienen derecho a su intimidad física y personal y a que se respete su cuerpo y su espacio vital. Cuando quieren cerrar la puerta del baño, o no quieren desnudarse en una tienda delante de todo el mundo para probarse algo y les da mucha vergüenza, debemos respetar ese “no”. Debemos respetar que no quieran demasiados abrazos, besos, cosquillas… porque debemos educarlos a que ese “no” es su derecho, eso no es mala educación, es un derecho legítimo a su persona. Dar besos o no darlos tiene que ver más con un efecto espontáneo o un estado de ánimo que con una costumbre, obligación o rutina de dar besos a todo el mundo, no podemos confundirlo con la educación social al dar las gracias o pedir por favor las cosas, la negativa a dar un beso en un momento oportuno, no debe ser motivo a que se lo exijamos o nos enfademos con ellos, es mejor que ante la negativa le preguntemos qué le pasa, o si quiere que hablemos, que él o ella sienta que para nosotros él/ella es mucho más importante y su estado de ánimo. Debemos educarles a decidir cómo y de qué manera se relacionan con los demás, no podemos hablarles de obediencia, de respeto, de disciplina, y no hablarles de sus derechos, porque si no, les dejamos indefensos, sin herramientas ante una situación de abuso, cuando nos dicen No a un beso o No a desnudarse en una tienda, si no le respetamos no les podéis pedir que después digan ese “No” ante una situación de abuso.
Porque la línea entre la confianza, el amor, el cariño y el abuso es tan fina, que es muy difícil para un niño darse cuenta y pedir ayuda, recordemos como se decía al principio del tema, estos depredadores en gran parte suelen ser del entorno de confianza o familiares y por triste que parezca, los niños o niñas casi siempre se sienten más seguros ante la opción de callar que ante la opción de hablar. Educar en la confianza hará que nuestros niños y nuestras niñas sean lo bastante fuertes, seguros e independientes como para salvarse a sí mismos y algo muy importante, van a saber pedir ayuda y a quién.
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