El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presentó el 30 de junio Relatos del alma, título de la muestra comisariada por Fernando Francés.
La exposición reune cincuenta y cinco fotografías de Danielle van Zadelhoff que revelan la extrema sensibilidad que la caracteriza en su primera exposición en España, donde podrán apreciarse sus fotografías existencialistas y de temática religiosa. Influenciada por los pintores del Renacimiento como Rembrandt, Caravaggio o Murillo, van Zadelhoff se centra en el claroscuro, el contraste entre la luz y la sombra. La artista emergente holandesa cuida cada detalle mostrando la luz que incide en los cuerpos y las miradas que retrata, consiguiendo que los personajes de sus obras miren en lo más profundo del espectador, descubriendo lo que parecen sus propias almas, pero que, en realidad, se trata del alma reflejada como en un espejo de la fotógrafa.
“La sombra es lo más interesante de una persona y lo menos desarrollado. La sombra es la parte subconsciente e inconsciente de el ser humano. Es esta parte la que deseo descubrir en el otro y en mí misma”, declaraba Danielle van Zadelhoff. Una imagen vale más que mil palabras, y en ocasiones los personajes de Danielle nos muestran su mirada, son retratados con los ojos cerrados ya que para la artista “de esta manera puedes sentir incluso más de lo que cuentan mil palabras. Sientes la esencia”.
De familia artística, su padre era pintor y escultor, creció en una atmósfera llena de creatividad en su ciudad natal, Ámsterdam. Antes de dedicarse a la fotografía, Danielle se dedicaba a restaurar edificios medievales. Su familia tenía una extensa biblioteca llena de libros sobre arte e historia, consiguiendo que Danielle desde muy joven entrara en contacto con los artistas del Barroco y del Renacimiento, caracterizados por el claroscuro que marcará su fotografía.
El claroscuro es una técnica plástica basada en el contraste entre la luz y la sombra para definir el volumen y la importancia de determinadas formas en la composición. En el Barroco s. XVI y s. XVII se llega a su cenit gracias a artistas como Caravaggio. En este periodo, la luz tiene valor simbólico y psicológico, a la vez que formal. Es una luz poética, que ilumina las escenas con focos caprichosos que provocan fuertes contrastes de luces y sombras. Es el caso del artista neerlandés Rembrandt, a quien le preocupaba captar la psicología del retratado, su estado anímico, incluso ya humanizaba a los personajes de sus escenas bíblicas, al igual que Danielle.
Se comenzaron a producir en Bélgica, durante los siglos XV al XVII cuadros que cautivaron a los amantes del arte de toda Europa por el realismo de los detalles y por el lustre de sus superficies, logrados gracias a una novedosa forma de utilizar la pintura al óleo. La gran figura de la pintura flamenca del siglo XVII fue Rubens (1577-1640), que llegaría a ser el pintor más afamado de Europa y que fue también el pintor favorito de su gran mecenas español, el rey Felipe IV. Rubens es autor de una obra sensual y majestuosa, inspirada en el arte de la antigüedad. También son muy importantes las obras de otros grandes pintores flamencos del siglo XVII, que han servido de inspiración para Danielle, entre ellos Jan Brueghel el Viejo (1568- 1625), Jacob Jordaens (1593-1678) y Jan van Eyck (1599-1641). O los pintores alemanes del Renacimiento, Alberto Durero (1471-1528) y Lucas Cranach el Viejo (1472-1553).
El trabajo de la artista neerlandesa se basa en el existencialismo de Sartre, Simone De Beauvoir o Willem Frederik Hermans, todos ellos, autores que la artista ha estudiado y leído. Cree firmemente, que cada persona es única, responsable de sus propios actos y del sentido personal que le da a su vida.
Los retratos de Danielle van Zadelhoff están marcados por la inspiración y el misticismo. Recuerdan a los retratos flamencos al óleo del s. XVII. El gran entendimiento del dilema de la humanidad es capturado por las cámaras y presentado por la fotógrafa. Danielle quiere mostrar las emociones de los humanos. Para ella, el arte es algo tan habitual y normal como el respirar, algo que puede parecer simple a primera instancia, pero que realmente si reparamos en todo lo necesario para respirar, además del aire, los músculos y órganos que toman parte, caemos en la cuenta en que es un hecho nada sencillo. Su fotografía es sencilla y compleja a la vez, y sus modelos no usan apenas maquillaje ni ella utiliza Photoshop para el retoque de los mismos.
Danielle retrata su personalidad, su forma de ser, sus preocupaciones y sus obsesiones. Su trabajo tiene una cualidad autobiográfica verdaderamente excepcional, tienen mucha importancia tanto el modelo como la idea de un autorretrato a través de un modelo distinto al autor. Prepara los vestidos y los peinados con la pretensión de distanciar el momento temporal del retratado. Trabaja de una manera muy instintiva, se fija en una persona que le dé buena sensación y después, intenta captar su espíritu.
Relatos del alma se divide principalmente en fotografías de temática religiosa, por un lado, y de sentimientos por otro. Pero, las fotografías de temática religiosa no solo representan personajes bíblicos, sino que Danielle retrata los sentimientos de los mismos. Admite que su trabajo está influenciado claramente por la religión, y es que ella estudió en un colegio protestante y pasaba mucho tiempo con su abuela, de religión católica.
Fotografía: Lorenzo Carnero.
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