Mucho se habla y oye sobre virus como si se hubieran inventado en este siglo, o como si fuesen parientes de la gripe que tan malos recuerdos dejó en España y Europa.
Recuerdo como si fuera hoy, iba terminando mi carrera de veterinario, para ser exacto preparaba mi último examen y la tarea de fin de curso para doctorarme.
Era el año 1978 y como salido de la nada los perros comenzaron a enfermar súbitamente. Amanecían con sangrado intestinal acompañado de debilidad extrema, fiebre y un olor característico de las heces. No llegaban a pasar la noche, la muerte era casi fulminante. No se sabía qué era, y menos aún cómo tratarla.
Suena como si repitiera lo que estamos viviendo ¿no? Que los datos son contradictorios, que el ministerio dice una cosa y los bulos otra. Que es una guerra de los rusos contra los americanos. En fin que de a poco se fue aprendiendo, investigando y llegando al conocimiento.
Resultó ser que un virus de grandes felinos salvajes, mutó y el mutante que resultó se adaptó a los cánidos salvajes o sea los coyotes, dingos y chacales. Hasta aquí todo sucedió sin que nadie lo percibiera en la sociedad urbana hasta que los perros domésticos llegaron a los bosques donde estaba el virus…así llegó el que pasó a llamarse: Parvovirus.
Hoy vacunamos cada año a todos los perros y casi no detectamos la enfermedad…¡mientras vacunemos!
La naturaleza no duerme, cuando acá es noche, allá es día; cuando allá es verano, acá es invierno. Pero la vida es la misma para todos y también la muerte. Si seguimos enfrentados entre nosotros…¿quíen será el que triunfe?
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