Temblaron las agujas del reloj como puertas al cerrarse ,
o al abrirse cuando el viento las devora y arrasa con la sala,
Le dibujaron negras alas al que nunca renace,
a aquel que siempre cae y se deshace en su eterna cruzada.
Salió con la sonrisa de un loco comiéndose las calles ,
saboreando el aire y los detalles más pequeños, más del alma,
y pese a su sentencia ya firmada y a lo oscuro de su cárcel
él veía el cielo azul, la vida en rosa, en blanco en mapa.
Ya no importaban ni las horas, ni los días, ni las clases,
ni el trabajo, ni el dinero, ni la suerte , ni la casa,
solo importaban los besos , las miradas y una frase
que resume el sentimiento de la vida en dos palabras.
Parecía no haber vida alrededor más que la suya ,
se hizo rico de lujuria y las flechas le alcanzaron ,
las que le lanzó cupido , las que se abren y se curan
las reinas de agosto, de abril y de mayo.
¡ Traedme la muerte, que venga, que venga,
que si ahora me muero me voy extasiado !
¡ Que lloren las nubes y tiemble la tierra
¡Que nada me importa! ¡Que estoy condenado!
¡ Que vengan los perros y ladren con rabia!
¡Que suelten su savia flores de veneno!
¡Que ya soy inmune y no me hacen nada,
pues tengo la fuerza de mis sentimiento!
¡ Que me digan loco, que incluso me gusta!
¡ Que a mi no me asustan los amores nuevos!
¡ Ni temo al cariño, ni al sol ni a la luna!
¡ Qué me he enamorado! ¡ Qué digo te quiero!
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