La pasionaria, también conocida como flor o hierba de la pasión (Passiflora caerulea), es una planta escandente (liana) robusta, de la familia Passifloraceae, originaria d ela región neotropical (Centro y Sudamérica), que llega a alcanzar hasta 5 m de longitud. Hojas palmati-lobuladas, de hasta 10 cm, con los lóbulos lanceolados y agudos. Flores de unos 10 cm de diámetro, con los sépalos y pétalos de color blanco, rosado o azul claro en su cara interna, provista de una corona de filamentos púrpuras en la base y en el ápice. Androceo con 5 estambres sobre un ginóforo.
Como curiosidad, su nombre vernáculo proviene de la la inusual forma de las flores se ha asociado a la simbología cristiana de la Pasión de Jesús: sus tres estigmas florales representan los tres clavos de la crucifixión de Jesús y su base representa el cáliz de la Última Cena; las 5 anteras serían las 5 heridas de Jesús, los 10 pétalos (incluidos sépalos) los apóstoles menos Judas y Pedro, etc. Fruto en baya ovoide de unos 6 cm de longitud, de color amarillo o anaranjado en la madurez.
Generalmente aparece en lugares cercanos a las poblaciones, más o menos ruderalizados. Florece de junio a octubre, aunque en climas tropicales lo hace durante todo el año. Se reproduce principalmente por vía sexual, a través de las semillas, aunque también puede hacerlo por medio asexual, a partir de esquejes, tiene capacidad para rebrotar de raíz, hecho que le permite sobrevivir en caso de perderse la parte aérea por una helada, tras la cual la planta se regenerará en la primavera siguiente.
Se trata de una planta termófila que soporta las oscilaciones térmicas y sobrevive a las heladas, por lo que puede subsistir en climas continentales no demasiado fríos, pudiendo resistir hasta -15ºC, aunque con desarrollo y vigor muy disminuidos. Prefiere los suelos sin déficit hídrico, bien drenados, no encharcadizos, aguantándolo casi todo menos la sequía extrema.
En su lugar de origen, los aztecas, que la llamaban coanenepilli, la usaban como diaforética, diurética y analgésica. Con posterioridad se conocen éstos y otros usos. En primer lugar como alimento, su fruto es comestible, siendo algo insípido al consumirse crudo. Los usos medicinales contemplan infusiones de hojas y flores, al parecer sin efectos secundarios si se toman en dosis recomendadas, usándose para todo tipo de afecciones relacionadas con el nerviosismo: histeria, neurstenia, angustia, palpitaciones, epilepsia, estrés, ansiedad, insomnio, etc. Su acción se debe al sinergismo de tres alcaloides (harmina, catechol y pectina). Un derivado de la harmina (harmalina) se ha usado con éxito en el parkinsonismo. Pero el uso más generalizado es el ornamental, como planta trepadora sobre superficies verticales, como pérgolas, fachadas, etc, donde llega a formar, mediante sus zarcillos, masas abigarradas.
Introducida en el Viejo Mundo en el año 1699, y posiblemente en fechas próximas en España, con fines ornamentales y posiblemente vinculado a creencias mitológicas relacionadas con la simbología cristiana anteriormente descrita. Aunque se cultiva con relativa frecuencia en las provincias de clima más cálido, hasta el momento son pocas las localidades donde ha escapado del control, siendo la primera cita en medio natural en territorio español es del año 1989 aunque por el momento los espacios invadidos no son de gran valor ecológico. Por el momento, su tendencia demográfica no es expansiva, pero al haberse demostrado una mayor capacidad invasiva en otras partes del mundo, cabe la posibilidad de que aquí también pueda extenderse en el futuro inmediato.
Hasta ahora sólo se han encontrado cinco poblaciones dispersas en la geografía peninsular, tres de ellas en el norte y dos en el sur. Entre las dos del sur (Andalucía) tenemos que destacar que la única conocida en la provincia de Málaga está, una vez más, en el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, que parece que se ha convertido en el almacén de la mayor parte de las plantas invasoras de nuestro país.
Debido a la situación en que se encuentra actualmente, por el momento, no parecen necesarias medidas de control para esta especie en España. Sí se debe, no obstante, vigilar su comportamiento demográfico, tanto en lo referente al crecimiento de las poblaciones existentes como a la aparición de otras nuevas en lugares distintos. En espacios naturales protegidos se debe retirar manualmente cuando se encuentre, procurando hacerlo próximo a la primavera, antes de la floración, para evitar favorecer la diseminación con la operación. Al igual que otras termófilas, puede verse favorecida en la zona mediterránea por el cambio climático, de ahí que se extreme la vigilancia y se prioricen las medidas preventivas.
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