Cuando estudiaba la carrera de Psicología nos decían los profesores que no debíamos generalizar, es decir, no a todo el mundo le pasan las mismas cosas, pero en el caso de la ansiedad, me arriesgaría a apuntar que todo el mundo sufre o ha sufrido en algún momento de su vida un episodio de ansiedad.
¿Qué se entiende clínicamente por ansiedad? La ansiedad sería un estado continuado de una serie de síntomas fisiológicos que nos provocan malestar en un grado suficientemente significativo. Algunos síntomas más comunes serían taquicardia o palpitaciones, sudoración, náuseas, sensación de ahogo, y un largo etcétera que depende de cada persona y de cada situación.
Este estado es lo que comúnmente conocemos como nervios. “Estoy muy nervioso” o “no puedo hacer nada para controlar mis nervios”, es de las constataciones que más he oído en la consulta. ¿Sabes donde empieza todo?
Siempre, siempre, siempre ese estado de inquietud o nerviosismo, esa ansiedad empieza a gestarse en tu mente. La ansiedad es una respuesta a una serie de pensamientos que nosotros tenemos en un momento determinado y a veces pensamos tan rápida y automáticamente que incluso puede que ni seamos conscientes de lo que hemos pensado. A menudo he preguntado a algún paciente, “¿qué pensaste justo en ese momento que te sentiste tan nervioso?”, y me solían contestar…”nada, no estaba pensando en nada”. “Imposible”, contesto yo…casi siempre pensamos algo, y en ese pensamiento está la clave para controlar los estados de ansiedad.
El ser humano, al igual que el resto del reino animal tiene un maravilloso sistema de alerta que le ayuda a sobrevivir. Imagínate cruzando una carretera por un paso de cebra, pero se acerca a gran velocidad un coche que parece que no va a parar, pues ese estado de alerta o ese ligero nerviosismo que sentimos en ese momento es el que nos va a ayudar a que tomemos una decisión que puede salvarnos la vida. En fracciones de segundo decidimos si acelerar el paso o incluso si volvernos y retroceder. Es por ello, que algo de ansiedad es positivo en nuestras vidas. Estar alerta antes de un examen, o estar alerta ante un inminente peligro, nos “despierta” y activa nuestros sentidos. Pero cuando nosotros mismos creamos un estado de ansiedad constante y que cada vez ocupa más espacio en nuestra vida, es cuando realmente empezamos a sufrir estrés y todo se desmorona.
Si sufres continuos episodios de ansiedad o consideras que siempre estás nervioso/a, presta atención a esos pensamientos que ocurren justo antes de sentirte mal. Es un proceso en el que la práctica es fundamental. Una vez que detectas esos pensamientos debes aprender a gestionar el por qué estás pensando eso y qué está causando ese malestar. Aprender a gestionar pensamientos y emociones puede cambiar radicalmente tu vida para bien. Para mí es un proceso sencillo y que realizo automáticamente gracias a que conozco la teoría y la he llevado a la práctica tanto con mis pacientes como conmigo misma. Pero si estás algo perdido y no sabes cómo realizar este proceso, yo te animo a que busques a un psicólogo/a o terapeuta que te explique y te ayude a identificar esos pensamientos que están provocando todos esos síntomas negativos, que luego se manifiestan en tu conducta y te crean, estoy segura muchos problemas tanto a nivel personal y emocional como a nivel social, con tu entorno. Una vez que sabes cómo funciona ese proceso y lo llevas a la práctica, lo utilizarás el resto de tu vida. Es uno de los aprendizajes más útiles para tu bienestar personal.
Mucho de nuestro malestar empieza en nuestra mente y ni siquiera nos damos cuenta. Cuando descubrí esto, mi vida comenzó a ir mejor y me gustaría que a ti te pasase lo mismo. Presta más atención a lo que ocurre en tu cerebro y verás que tus emociones, sentimientos y comportamientos estarán por fin controlados por ti y no al revés.
“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”. Mahatma Gandhi (1869-1948)
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