Lo que hemos vivido recientemente parece una novela o una serie de ciencia ficción. De repente, casi de un día para otro, toda nuestra realidad ha cambiado de golpe. No sólo nuestra realidad, la de todos los que nos rodean. De un día para otro, hemos tenido que quedarnos confinados en casa, con toda nuestra vida paralizada, estudios, trabajo, proyectos, viajes,…todo ha cambiado de un día para otro. Además, el temor por contraer una enfermedad altamente contagiosa junto con las noticias día tras día con innumerables cifras dramáticas de enfermos y fallecidos nos ha creado un marco de inestabilidad, frustración e incertidumbre que seguramente no habíamos vivido hasta la fecha.
¿Cómo podemos superar esto? ¿Qué podemos hacer? Cada persona es diferente y por ello los recursos personales distan mucho de una persona a otra. Este es un tema que requeriría una mayor extensión para analizarlo pero para resumirlo lo máximo posible, os voy a proponer unas nociones básicas que espero os puedan ayudar.
- Aceptación: Cuando un problema se escapa a nuestro control, debemos aceptarlo e interiorizar qué es lo que podemos hacer y lo que no. Este problema que se nos ha presentado ha ocurrido por causas externas y ajenas a nosotros. Podemos pensar el por qué nos está ocurriendo esta situación y cada cual sacara sus propias conclusiones pero estar continuamente dándole vueltas al pensamiento de por qué ocurre esto o de que es un castigo, o pensamientos así, no sólo no nos ayudan sino que nos crean un estado de angustia que no nos conduce a nada.
- Adaptación: En este caso tan extraordinario y tan particular lo mejor que podemos hacer además de aceptarlo es adaptarnos. En el reino animal, aquel que mejor se adapta a las situaciones es el que evoluciona y si sobrevive, lo hace con una mayor tasa de éxito.
- Responsabilidad: nos han explicado los expertos que si seguimos unas reglas nuestra exposición al dichoso virus será menor. Pues bien, hagámoslo. Lavarse las manos, extremar la precaución si salimos a comprar (guantes, mascarilla, guardar una distancia de seguridad con otros…). Es tedioso, pero si seguimos las reglas podremos minimizar el riesgo al contagio. Hagámoslo.
- No anticipar: nada dura eternamente, ni lo bueno ni lo malo. Esta situación que nos ha tocado vivir no durará para siempre. Debemos aprender y adaptarnos a nuestra nueva realidad. No perdamos la esperanza, no anticipemos negativamente.
- Cautela sin miedo: Un miedo excesivo nos paraliza y nos bloquea. Provoca que tomemos decisiones poco acertadas, pero un estado de alerta moderado nos prepara para afrontar situaciones algo estresantes. Tener precaución frente al miedo descontrolado sería una fórmula adecuada para vivir sin ansiedad ni estrés.
Habrá familias que lo pasarán peor que otras tanto a nivel económico como también puede que por alguna pérdida personal, y tendremos que estar preparados para gestionar ese futuro aunque no debemos pensar demasiado en él. Cuando lleguen los problemas los gestionaremos, mientras tanto debemos vivir con naturalidad nuestro presente, nuestro día a día.
De toda esta experiencia nos quedará seguro un enorme aprendizaje. Puede que valoremos más el pasar tiempo con la familia, con los amigos. Todas las generaciones son puestas a prueba con alguna circunstancia extraordinaria, y nos ha tocado vivir una pandemia global y todas sus consecuencias. Como seres altamente inteligentes no nos queda otra que adaptarnos a esta situación y aprender cada día a gestionarla de la manera más racional posible.
A pesar de todo, es normal sentir algo de miedo o algo de ansiedad a veces, no pasa nada. Lo importante es que no perdamos el control de nuestros pensamientos y emociones para que una situación que nos estresa no llegue a acaparar toda nuestra atención.
“No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”.
Charles Darwin
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