Como en cualquier actividad física que se desarrolle en el exterior, la vestimenta va a variar de la época del año en la que se realice.
La premisa importante es mantener nuestro cuerpo seco y al mismo tiempo abrigado, lo que redundará en nuestro confort mientras desarrollamos la práctica.
En verano nunca deberemos realizar rutas sin camiseta, porque el roce de la mochila nos puede provocar heridas y el sol puede afectar gravemente a nuestra piel.
En épocas frías, se recomienda usar varias capas, de forma que se creen finas capas de aire entre las prendas que nos servirán de aislante, además de permitir quitarnos alguna prenda en caso de que tengamos calor.
Aquí es cuando entra en juego la llamada TEORÍA DE LAS TRES CAPAS, mediante el uso de varios tipos de prendas distintas:
La primera capa (SEGUNDA PIEL) debe ser transpirable, de materiales sintéticos que permiten que el sudor pase de muy manera rápida al exterior. Al hacer senderismo aumentaremos la temperatura del cuerpo y nuestro organismo reacciona mediante el mecanismo de la transpiración: sudamos. Se recomienda que sean lo más ajustadas posible de forma que el sudor pase directo a ellas para poder evacuarlo rápidamente y con ello también evitamos que el aire circule entre la prenda y nuestro cuerpo, lo que podría provocar una bajada de nuestra temperatura corporal.
Esto nos aportará comodidad y evita que la sensación de frío aumente. Por esto, no es aconsejable usar prendas de algodón.
La segunda capa (ABRIGO) con una finalidad distinta de la primera, es la que nos proporciona abrigo, aislamiento térmico, evitando que el calor corporal que generamos escape y nos mantenga calientes. Debe ser también transpirable y favorecer la eliminación del sudor, sin perder por ello sus características de aislamiento. Se suelen utilizar prendas de lana y fibras sintéticas, incluso tejidos mixtos que aúnan la retención de la una con el rápido secado de las otras.
La tercera capa (CORAZA) es la de protección frente al exterior, y evitará que la lluvia, la nieve y el viento penetre en nuestro cuerpo. Primordial que esta capa sea transpirable, para poder evacuar el sudor al exterior, ya que si no lo es, empaparíamos las dos capas anteriores y perderían sus propiedades. También realizará una función de protección frente a rozaduras, ramas, piedras e incluso la abrasión de los correajes de nuestra mochila.
Las prendas de este tipo suelen estar fabricadas con unas membranas técnicas con distinto diámetro de poro, que son del tamaño idóneo para que impidan la entrada de agua exterior pero permitan la salida del vapor de nuestra transpiración. Las costuras y cremalleras deben estar termoselladas.
Huelga decir que la versatilidad en el uso y en la combinación de éstas capas es la que nos va a permitir alcanzar un grado óptimo de comodidad en nuestra practica de senderismo. La experiencia y la sensatez sumarán un valor añadido en la decisión de meterlas o no en nuestra mochila.
Cerca de la cima siempre hay mil excusas para bajarse y una sola para subir. (Ramón Portilla)
Mundo Glaciar dice
Si te gusta el senderismo o el montañismo debes equiparte de lo mejor para que tu cuerpo soporte las temperaturas y la humedad extrema a la que te puedas enfrentar. Te harán falta muchas capas y abrigos cuyos materiales te aíslen lo máximo posible del exterior, además de conseguir la máxima impermeabilidad posible, cerrando todas las posibles entradas de agua o aire.