A Cádiz
En las ruinas de Roma
Gades perdida,
hallé la frágil corona
del alma mía.
Tierra de los mares
fenicia, gitana,
de las libertades
la que no se calla .
Esa que en Febrero
canta sus verdades,
y explota en “te quieros”
por sus Carnavales.
Un bombo: un corazón,
que late fuerte,
como un ángel que llama
a las Puertas de Tierra
“pa” que alguien las abra.
Abrídme, por Dios,
que pega el Lorenzo
y quiero cobijarme ,
que por mares y sierras,
buscándo a mi madre
he hallado mi tierra.
Esta es,
la del verbo encendido
de un teatro que atrapa
mis cinco sentidos.
Mírame
y no me digas nada,
que yo soy gaditano,
lo sé;
Se me nota en la cara.
Cuando se alza la voz ,
de un pueblo malherido
más nunca cobarde,
va surgiendo una brisa;
el sentir de mi pueblo,
padre de las sonrisas.
Y regalando su amor,
por cada callejuela
va riendo y llorando,
buscando la luna
la ciudad con encanto
presa de locura.
Esta es,
la del verbo encendido
de un teatro que atrapa
mis cinco sentidos.
Mírame
y no me digas nada,
que yo soy gaditano,
lo sé;
Se me nota en la cara.
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