Si tu me estás matando y yo te doy el corazón como promesa,
si mis labios no te besan como te besaron antes,
es que ha sido importante la herida que sangra,
y no me salen las palabras para culparte.
Si tu rosa ya no huele a un jardín de primavera,
si me acostumbré a la espera y al dolor de la mañana ,
no abriré más las ventanas pues tu ausencia me libera
y te dejo en las estrellas con tu imagen sobrehumana.
Adiós, señora, adiós, no vuelva
a llenarme de lunas el alma y la cama.
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