Cada uno de nosotros tenemos una personalidad muy diversa. Nuestra forma de ser se va moldeando a lo largo de nuestra vida junto con las experiencias que vivimos. De esta manera nos convertimos en seres únicos y nos diferenciamos bastante unos de otros. Debido a esas diferencias surgen roces y conflictos con otras personas en nuestro día a día.
Estos conflictos o roces podríamos clasificarlos según el grado de trato que tenemos con esa persona, por ejemplo, podemos tener un pequeño conflicto con el dependiente de una tienda, un camarero o un vecino del final de la calle. En estos casos, es más sencillo para nosotros lidiar con dichas situaciones porque podemos tomar distancia con esa persona. Pero cuando chocamos con personas con las que tenemos que tratar frecuentemente, como familiares, amigos o compañeros de trabajo, la situación se complica.
Antes he comentado que todos somos diferentes y debido a eso no congeniamos de igual manera con todo el mundo. Hay personas con las que nos llevamos de maravilla, y parece que todo fluye de una manera sencilla y sin esfuerzo, sin embargo, con otras personas no nos resulta tan fácil relacionarnos y nos podemos sentir tensos o algo incómodos cuando tenemos que tratar con ellos.
¿Qué podemos hacer para lidiar con este tipo de relaciones algo tóxicas con otras personas de nuestro entorno?
Lo primero sería realizar una introspección respecto al grado de malestar que nos crea la interacción con esa persona. Por ejemplo, si el trato casi diario con un compañero de trabajo o alguien de tu familia te hace sentir malestar, hasta el punto de suponer una molestia física o emocional, deberías aprender a gestionar tus emociones para que te afecte lo menos posible y no sea un impedimento para tu vida.
Pautas que pueden ayudarte a gestionar adecuadamente conflictos interpersonales:
Pregúntate:
– ¿Qué es lo que más te molesta de esa persona?: su tono de voz, su forma prepotente de hablarte, la forma en la que te corta cada vez que quieres dar tu opinión, o que te enteras que cuando no estás presente te critica constantemente…así, hasta cientos de opciones. Tener identificadas aquellas cosas que más te molestan es el primer paso.
– Segundo: por qué te hace sentir tan mal ese comportamiento. Identifica que provoca en ti, puede ser ansiedad, ira, tristeza, irritación…el identificar la emoción que te produce esa persona también es importante. Pregúntate también por qué te hace sentir triste o por qué cuando te grita sientes mucha ira…llega hasta el fondo de ese sentimiento, (me hace sentir inferior, mi padre me gritaba mucho y no soporto que me griten, o que me griten me hace sentir que no soy respetado)…llega hasta el final del por qué. Ello te dará información de ti mismo muy valiosa y que puedes utilizar para entender mejor la causa del conflicto.
– Tercero: este paso consistiría en reflexionar acerca de la importancia que le das a esa emoción o a tu reacción. Me explico, quizás le estemos dando demasiada relevancia a la forma de actuar de esa persona. Puede que seamos nosotros los que proporcionamos a esa persona una importancia y magnitud que no merece. Por ejemplo, un compañero de trabajo que nos grita cada vez que le viene en gana…realmente, ¿quién tiene el problema, él o nosotros? O un familiar que te critica o te trata de forma condescendiente para hacerte sentir inferior…¿quién tiene el problema? Puede que esas personas no sepan gestionar sus propios conflictos internos. El primero es un maleducado que no sabe comunicarse de forma equilibrada, y en el segundo caso, posiblemente sea una persona que se siente mal con su vida y que necesita irritar o molestar a los demás para sentirse superior.
Puede que si cambiamos la perspectiva, veamos que esos rasgos que nos molestan de los demás, son realmente verdaderos problemas con los que los demás lidian y que no saben cómo gestionar, lo que los hacen vulnerables y sin equilibrio en sus vidas.
– Es importante apuntar que hay momentos en los que debemos ser fieles a nosotros mismos y poner una barrera de cómo queremos ser tratados. No debemos dejar que nos falten el respeto o nos avasallen y el plantarse y decirle a los demás cómo nos hace sentir que nos traten mal es algo que nos hace más fuertes y seguros de nosotros mismos.
Pero dependiendo de la situación, a veces es cansino estar continuamente diciéndole a la otra persona que no nos siga tratando de una u otra forma, sobre todo si es alguien a quien tenemos que tratar nos guste o no nos guste. En estos casos, tras haber dejado clara nuestra postura, si la otra persona sigue molestándonos con su comportamiento, lo más sano para nosotros es tomar toda la distancia (emocionalmente hablando) posible. Pensar que esa persona se comporta así porque tiene todavía cosas que aprender en su experiencia de vida y que nosotros no podemos ser los maestros espirituales de todo el mundo. Que cada persona debe vivir su aprendizaje de vida por su cuenta y aprender por sí mismo/a de sus errores y aciertos, y que nosotros también tenemos que aprender a convivir con esas diferencias que nos rodean, intentando disfrutar de lo positivo y relativizando lo negativo.
Espero que estos consejos te ayuden en tus relaciones personales y piensa que seguro que otras personas sentirán también malestar por nuestra forma de ser y nuestros actos.
La empatía, el ponerse en el lugar de los demás, también te ayudará a poner distancia y a fomentar relaciones más sanas y equilibradas.
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