En este artículo voy a explicar una forma de criar a los hijos desde el enfoque de Alfred Adler, médico y psicoterapeuta austríaco.
Según Adler, el niño nace con un potencial intrínsecamente bueno pero debido a circunstancias tales como la educación de los padres, puede ocurrir que en vez de sentirse aceptado, apreciado y querido, el niño puede llegar a tener la convicción de que vale menos que las demás personas o puede desarrollar una personalidad inestable emocionalmente.
Adler destacó tres tipos de educación inadecuada:
- Educación demasiado autoritaria: el niño no llega a sentirse apreciado y aceptado.
- La educación demasiado consentidora: el niño no aprende el respeto por los demás.
- Educación sobreprotectora: el niño se cría demasiado protegido, no sabe desenvolverse por sí solo.
Las tres formas pueden llevar a lo que se conoce como “sentimiento de inferioridad”.
Adler entiende que la persona es un ser social y la manera de interactuar con las demás es de suma importancia. Este sentimiento de comunidad se compone de dos aspectos importantes entrelazados: el sentido de pertenencia y la capacidad de cooperación. Es muy importante para el ser humano sentir que forma parte de una comunidad, de sentirse aceptado y valorado, ya sea en un grupo de amigos, en la familia, en el trabajo…, cuando sentimos que no es así, aparecen pensamientos y sentimientos muy negativos que influyen en el comportamiento a gran escala, siendo una fuente de malestar importante.
El sentimiento de cooperación se refiere a cómo nuestras acciones influyen en el resto de nuestra comunidad. Se debe educar a los hijos cómo parte de una sociedad en la que los actos de uno solo afectan al resto. Si se educa a los hijos de forma demasiado consentidora, como si fuesen los reyes y reinas, a los que se le dan todos los caprichos y que no deben sufrir nunca, cuando salgan al exterior, colegio, instituto, vida laboral y social con otras personas, van a pasarlo muy mal. Los demás no van a tratarlos como reyes que hay que mimar, y eso va a generar sentimientos de frustración muy potentes. Hay infinidad de personas a nuestro alrededor con este problema.
CRIANZA ADLERIANA
Las técnicas que Adler propone para criar a los hijos son muy interesantes y merece la pena probarlas. Aquí os dejo un ejemplo: imaginad que le decís a vuestro hijo/a que recoja su ropa sucia y no lo hace. La forma usual de actuar como padres sería, primero, avisar unas cuantas veces que debe recoger la ropa, luego pasamos a la segunda fase, el padre o madre se frustra y sale la vena mafiosilla, empieza a advertir de las posibles consecuencias de sus actos, después vienen los gritos y los reproches. Al final o recoge la ropa el padre/madre o el niño, pero no ha calado en él lo suficiente esta conducta y otro día vuelve a dejar la ropa tirada. Adler propone no recoger la ropa, dejarla que se amontone (no es fácil, pero todo es proponérselo), así cuando nuestro hijo/hija quiera ponerse esa camiseta que le encanta pero que no se ha podido lavar porque no estaba en su sitio, se dará cuenta de que sus actos tienen consecuencias, que ahora sí que le molestan verdaderamente. El padre/madre en este caso no actúa reprochando “¿ves?, “ahora te aguantas”, o cosas así, sino que dulcemente se dice “oh vaya, bueno la próxima vez si está en el sitio de lavar pues seguro que estará lista”. Así aprenden más.
Los pilares de Adler para la crianza consisten en alentar, motivar, dejar que se puedan equivocar y rectificar y muchas más.
Si te interesa este tema puedes encontrar un artículo más extenso escrito por Ursula Oberst llamado La crianza desde la Psicología Individual de Alfred Adler. Te animo a echarle un vistazo para corregir errores que se cometen como padres y que crean frustración tanto en los propios padres como en los hijos.
“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Nelson Mandela
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