Si analizamos o nos ponemos a pensar, muchos de los problemas que existen hoy en nuestra sociedad, están relacionados con las dificultades que tienen las personas y en particular jóvenes y adolescentes para controlar sus emociones, en saber gestionar los impulsos, las respuestas o a saber llevar aquello que la vida nos presenta y a veces no nos es grato. A todo esto de gestión de las emociones podemos llamarle “educación emocional”, lo traigo a referencia para que podamos comprender un poco más cada día a nuestros hijos e hijas y en el mejor de los casos podamos llegar a ayudarles y ponernos en su lugar.
Son muchos los casos en los que los niños o niñas tienen buen comportamiento en casa, buenas notas porque son buenos estudiando, pero tienen un mal comportamiento en clase. En ocasiones los profesores nos hablan de lo mal que se comportan con los compañeros, son contestones o rebeldes, entonces es cuando debemos preguntarnos si ellos o ellas modifican su comportamiento según las circunstancias de su entorno. Fijarnos por ejemplo, si ningún niño se despide de él cuando sale del colegio, nunca habla de los compañeros de clase o te han dicho que, en el recreo, siempre está solo.
¿Qué le ocurre a tu hijo?
Un niño puede encontrarse solo por diferentes motivos y existe una gran diferencia entre estar aislado o ser rechazado. Para poder ayudar a tu hijo es fundamental averiguar el porqué de su falta de amistades.
Motivos para el rechazo
Dentro del rechazo, hay que diferenciar tres perfiles, que pueden darse combinados:
1. El agresivo.
No respeta a los demás ni física ni verbalmente y, lógicamente, los otros le rechazan.
2. El mandón.
Siempre está dando órdenes a los demás, lo que termina provocando su expulsión del grupo.
3. El pesado.
Es demasiado dependiente de los otros, siempre encima de algún niño, sin embargo, aporta poco personalmente.
4. El resabido
Se siente Don Perfecto. A sus buenas notas, se suele añadir un trato preferencial por parte de su profe. Es disciplinado, obediente, aplicado y poco dado a ayudar a los que no son tan buenos como él. Los demás niños le rechazan por su actitud distante y sus aire de superioridad.
5. El tímido
Cuando se hace en clase un estudio de interrelaciones con preguntas como: ¿con quién te gustaría ir al cine y con quién no?, ¿a quién elegirías para un trabajo escolar y a quién no?, ¿a quién invitarías a tu cumpleaños y a quién no?… El niño tímido, nunca aparece en las respuestas porque se trata de alguien que no está en la mente de los compañeros, que pasa desapercibido.
Es importante conocer los tipos, las razones detrás de los mismos y cómo solucionarlos a tiempo ya que si no se cogen en edades tempranas pueden extenderse hasta la edad adulta y afectar las habilidades escolares, laborales y sociales de las personas, marcándoles de por vida.
¿Qué puedes hacer?
Todos los niños en edad infantil y adolescente tienen algunas demostraciones que podrían ser tildadas de trastornos o problemas leves de conducta, es parte de la maduración para convertirse en adultos. Todos en algún momento demuestran oposición a las normas, rebeldía, desobediencia, agresividad leve etc., el problema está cuando estos síntomas van a mayores y las demostraciones cruzan la raya de lo aceptable y comprensible. Por otro lado, si hay problemas de conducta de forma reiterada es necesario comenzar a evaluar si podría existir algún problema que se pueda generalizar con el tiempo.
Existen clínicas de psicopedagogía, pedagogos o profesionales especializados en el desarrollo emocional del niño o adolescente, donde pueden ayudar a tu hijo o hija a auto controlar sus emociones. Entendamos la educación emocional como un aspecto importante de la orientación psicopedagógica para la prevención y el desarrollo de la persona. El sistema educativo tradicionalmente se ha centrado en el desarrollo cognitivo (conocimientos propios de las tareas escolares), pero ha prestado poca atención al desarrollo emocional. Los niños y jóvenes necesitan, en su desarrollo hacia la vida adulta, que se les proporcionen recursos y estrategias para enfrentarse con las inevitables experiencias que la vida nos depara.
La educación emocional surge como una respuesta a las necesidades sociales. El objetivo es buscar la mejor manera de educar a los ciudadanos para que puedan afrontar los retos que les va a deparar la vida. La educación emocional es una forma de educar para la vida (personal, social, familiar, profesional, etc.).
Por ello es importante saber que las personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos, y asimismo, saben interpretar y relacionarse efectivamente con los sentimientos de los demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida, desde las relaciones íntimas, a las laborales, familiares, etc. Las personas que han desarrollado adecuadamente las habilidades emocionales suelen sentirse más satisfechas, son más eficaces y más capaces de dominar los hábitos mentales que determinan la productividad.
La expresión emocional es un continuo que va desde niveles de descontrol hasta niveles de control emocional.
- Controlar la agresividad a través de técnicas de relajación.
- Favorecer la empatía, mediante el reconocimiento de los sentimientos ajenos. Hazlo a través de tus comentarios y con cuentos en los que se expresen diferentes sentimientos.
- Facilitarle y prestarle atención como refuerzo cuando muestre una actitud adecuada.
- Fomentar un ambiente respetuoso y contrario a la violencia en el hogar.
- Enséñale a sugerir en lugar de ordenar, a aceptar negativas, a saber escuchar y a llegar a acuerdos.
- Fomentar la práctica de juegos y deportes de cooperación.
- Proporcionar un ambiente democrático en el hogar compartiendo opiniones o razonando las decisiones.
Estas y otras muchas acciones por nuestra parte, serán también una continua ayuda en el desarrollo emocional de nuestros hijos, una forma más de protegerles ante las desavenencias sociales que la vida les pueda traer y de ayudarles a crecer siendo personas sensibles a su entorno.
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