El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presenta en exclusiva la primera exposición restrospectiva de Mark Ryden en Europa. Cámara de las maravillas, título de la muestra comisariada por Fernando Francés, compuesta por un total de 55 obras, abarca diferentes lienzos de pequeño y gran formato, además de varias esculturas que resumirán y ayudarán a comprender el complejo mundo del “padre del Surrealismo Pop”. La obra del artista, oscila entre lo críptico y lo bello, trazando una delgada línea entre lo melancólico y lo perturbador. El mundo de Mark Ryden es un lugar impregnado de dulce nostalgia y teñido de oscuridad, donde complejos elementos psíquicos se esconden bajo la superficie de clichés culturales. Esta exposición, que abarca 20 años de creaciones, se presenta como una de las más importantes en la trayectoria de Mark Ryden, en palabras del propio artista.
Una parte esencial del proceso creativo de Ryden es la inspiración de su basta y variada colección de objetos. El artista eligió de manera conjunta con Fernando Francés el título de la exposición Cámara de las maravillas, ya que su trabajo comienza en un “gabinete de curiosidades”. Tanto su estudio como su propia casa están repletos de objetos pertenecientes a mercados y tiendas de antigüedades de todo el mundo. El artista se siente atraído por todo aquello que evoca recuerdos de su infancia. Ryden recoge y recopila todo lo que capte su imaginación. La diversidad de su inspiración es lo que define su arte. Los “gabinetes de curiosidades” nacieron en el siglo XVI y XVII y eran lugares donde se coleccionaban y exponían gran cantidad de objetos raros o diferentes que representaban alguno de los tres reinos de la naturaleza como se entendían en ese momento, animalia, vegetalia y mineralia, además de realizaciones humanas. Los cuartos de maravillas son los antecesores directos de los museos modernos.
En esta gran retrospectiva Cámara de las Maravillas, podrán contemplarse obras de todas sus series, algunas pueden resultar contemplativas (The Snow Yak Show); o desconcertantes (Blood); otras extravagantes (The Meat Show); algunas impregnadas de naturaleza (The Tree Show); varias especialmente cargadas de iconografías y simbologías (The Gay 90’s) y otras dedicadas a las conversaciones de sus especiales conejos y abejas (Bunnies & Bees), pero todas impregnadas con un fuerte sentimiento provocativo no intencionado.
Mark Ryden ha creado un estilo propio y singular que desdibuja las fronteras tradicionales del arte, iniciando un nuevo género en la pintura: el “Surrealismo Pop”. La obra de Ryden oscila entre lo críptico y lo bello, trazando una delgada línea entre los sentimientos nacidos del recuerdo e iconografías que pueden ser perturbadoras en un análisis primario. Seducido por sus superficies infinitamente detalladas y minuciosamente esmaltadas, el espectador de su obra se enfrenta a la yuxtaposición de la inocencia de la infancia y los misteriosos recovecos del alma, desde una pincelada extrañamente clásica y tradicional, tan minuciosa, que hace utilizar a Ryden lupa para poder realizar sus obras.
El realismo mágico presentado en las obras de Mark Ryden, tiene raíces en el surrealismo e incluso en el dadaísmo, sin ningún tipo de prejuicio. En Apology #58, 2006, Cernunnos #67, 2006, The Debutante, 1998, Euglena #111, 2014, Porcelain Meat Cart (pink) #7/9, 2012, The Parlor – Allegory of Magic, Quintessence, and Divine Mystery #101, 2012, Self Portrait as a Dodecahedron, 2015 y un largo etcétera Ryden reproduce este ojo dadaísta. El artista pinta en infinidad de ocasiones este símbolo, representado en tantas ocasiones por Johannes Theodor, Picabia, Man Ray o en caligramas de Apollinaire.
El mundo de Mark Ryden es un lugar impregnado de dulce añoranza y teñido de oscuridad, donde complejos elementos psíquicos se esconden bajo la superficie de clichés culturales. En él, conviven, el presidente Lincoln, Jesucristo, Buda, Papa Noel o el diablo. Su trabajo destaca las misteriosas características de lo clásico, enfrentadas a inquietantes personajes infantiles de enormes ojos pensativos y expresivos. Esta es sin duda su característica más llamativa, sus heroínas, distantes e inaccesibles pero sumamente vulnerables que capturan la atención del espectador con la misma expresión críptica y misteriosa que la Mona Lisa, la Joven de la Perla, las Meninas, la Odalisca u Olimpia. Estas tenebrosas y dulces protagonistas parecen leer el pensamiento del que las observa. El espectador, quizá en primera instancia rechace este atrevimiento, pero después quedará atrapado, incapaz de separar su vista de estas convincentes y fijas miradas. No se puede descifrar la edad de las mismas, si son niñas o adolescentes, pudieran ser habitantes de un limbo, son realmente encarnaciones del alma.
Su técnica es precisa, meticulosa y detallista; de colores puros y limpios, existen fuera de cualquier tiempo o espacio específico, pues pocas referencias lo conectan a la vida contemporánea. La mayor trampa de la nostalgia es la sensiblería, y Mark Ryden logra evitarla gracias a sus temas desconcertantes y yuxtaposiciones esotéricas. Ejemplo de ello, es la obra Allegory of the Four Elements #59, 2006, en la que cuatro niñas toman el té, en lo que parece ser una escena de lo más tranquila y sosegada. Esta es la primera impresión que percibe el espectador, pero pronto se percatará de que ha sido invitado a una extraña cita en la que estas niñas, ataviadas con diferentes colores, símbolos alquímicos en su pecho y animales posados en sus cabezas, no son unas inocentes niñas, son realmente el aire (blanco – pájaro), la tierra (rojo – ciervo), el fuego (amarillo – ardilla) y el agua, (verde – pez). Además, tres extraños bebes dentro de un nido tienen las iniciales C,F,M (Cardinal, Fixed, Mutable) en sus pechos. No hay palabras, no hay complicidad en sus miradas, un sentimiento de molestia e incomodidad recorre la escena, descubrimos, que realmente no habíamos sido invitados, pero que a pesar de todo, no queremos irnos de allí.
Ryden da gran importancia a los marcos de sus obras, realizados minuciosamente en madera, recurso que utiliza para hacer énfasis de sus escenas. Son el telón previo antes de apreciar la obra. No tendrían sentido sin las pinturas, superando en algunas ocasiones el tamaño del propio óleo, tan decorados y pintados como toda su iconografía. Es el caso del marco de madera tallada y dorada de la obra Queen Bee, 2013, en el que seis abejas vuelan de manera ceremoniosa alrededor de su reina, la cual coronada con su pelo como un panal, tiene también una corona de colmena justo en la parte superior del marco. Y es que, para Mark Ryden, las abejas representan el alma, son pequeñas criaturas mágicas a las que no respetamos lo suficiente ni tenemos en cuenta el papel fundamental que tienen en la naturaleza. Estas forman parte de la gran mayoría de sus obras The Pumpkin President, 1998, Puella Animo Aureo, 2001, Snow White, 1997, Sophia’s Mercurial Waters, 2001, Meat’s Magic, 1997, The Magic Circus, 2001, etc.
Mark Ryden se graduó en 1987 en el Art Center College of Design de Pasadena y dedicó su producción inicial al diseño comercial. En esta época, Ryden realizó dibujos para varias portadas de discos, por ejemplo para Red Hot Chili Peppers (On Hot Minute) o Aerosmith (Love in an Elevator), además de “Dangerous” de Michael Jackson (que podrá verse en el CAC Málaga Dangerous – Michael Jackson, 1991). En 1998 expuso por primera vez de manera individual en la Mendelhall Gallery de Pasadena con una muestra titulada The Meat Show. Desde entonces su carrera artística se ha desarrollado de forma imparable y ya destacan en su currículum importantes muestras individuales y colectivas en centros de todo el mundo como: la galería Paul Kasmin de Nueva York, Michel Kohn Gallery de Los Ángeles, la Tomio Kamaya Gallery de Tokio, el Frye Art Museum de Seattle o el Museum of Contemporary Art de los Los Angeles, MOCA. En la primavera de 2017, sus diseños para los sets y el vestuario de la obra “Whipped Cream” (una producción del American Ballet Theatre) podrán disfrutarse en la Ópera Metropolitana de Nueva York.
FOTO: Lorenzo Carnero
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