Ser niño a veces puede ser difícil, las emociones y las situaciones son confusas, hoy quisiera hablaros de la ira y el enfado para los niños y de cómo podemos ayudar a conocerlas y manejarlas. Los más pequeños todavía no saben controlar las emociones primarias por lo que es habitual que los padres nos encontremos con una dificultad enorme para controlar la ira en niños.
La ira es una emoción humana normal, pero los niños son sensibles y pueden ser afectados por alguna situación de manera diferente a los adultos, no es una emoción fácil de manejar para los niños y cuanto más pequeños aún peor. La frustración, la rabia y la ira pueden convertirse rápidamente en un desafío, aparece la falta de respeto hacia uno mismo y hacia los demás, y no tardará mucho en aparecer la agresión y las rabietas si el niño no sabe cómo controlar o manejar estas emociones tan intensas.
No todos los niños responden ante una misma situación con ira, pero si el niño lo hace, hemos de enseñarle a canalizarla. Aunque el enfado y la frustración son sentimientos naturales, las explosiones de ira manifiestan el enfado de una forma violenta y agresiva, sin control alguno. Estos ataques de ira son destructivos y pueden acarrear diversos problemas en el entorno social y familiar de quienes lo padecen.
Sin embargo, es posible aprender a reconocer las señales de aviso y los factores que desencadenan estas reacciones, permitiendo abordarlos antes de que sean incontrolables. Para que el niño aprenda a manejar la ira, ha de ver cómo nosotros lo logramos, incluso en momentos en los que es fácil perder la paciencia, por ello ante todo mantén la calma, los padres hemos de mostrar ejemplo ante una reacción de ira en el niño y evitar gritar, dar portazos o zarandear al niño. De hecho, ante un ataque de ira en el niño, es posible que si nuestra respuesta es agresiva, el enfado del niño aumente aún más enséñale a reconocer la ira, cuando el niño está en pleno ataque de ira es difícil negociar o hablar con él, pero cuando la rabieta ha pasado, es el momento de charlar sobre lo que ocurrió. Muchas veces los niños responden con ira porque les faltan habilidades para actuar de otra manera, no saben cómo solucionar un problema, para ayudarles, debemos entrenarlos para aprender a:
- Identificar que causó su momento de ira.
- Ayudarle a dar soluciones para próximas situaciones.
- Explicarle qué ocurrirá si la respuesta es la ira y cuál cuando la respuesta es más tranquila.
- Si lo fue, repasar con él lo que ocurrió, explicarle qué estuvo mal y cómo se puede actuar mejor en otra ocasión.
- Reconocerle el mérito en las ocasiones en las que actúe sin ira.
Hay varias maneras de enseñar a los niños el control de la rabia y el enfado, de esta manera empezarán a entender mejor sus emociones y sobre todo, a recuperar el control de su temperamento. Desarrolla estrategias de autocontrol, explícale en qué consiste el autocontrol, por ejemplo: no reaccionar mal si se ha terminado el tiempo de televisión, si tiene que recoger su habitación o si un niño le coge un juguete, intentar conseguir que nuestros/as niños y niñas comprendan al otro y se pongan en su lugar, algo fundamental para que puedan manejar la ira.
Hazle saber que está bien enojarse, pero que la reacción desmedida es inaceptable, actuemos siempre con paciencia, firmeza y amor, nuestro hijo o hija aceptará cuál es su papel dentro del entorno familiar. Lo importante es hacerles saber que hay otras alternativas además del llanto para comunicarse con nosotros, el diálogo.
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