¿Por qué somos cómo somos? ¿Se lo debemos a nuestros genes o al entorno en el que nos hemos criado? La psicología se ha hecho esta pregunta en incontables ocasiones y existen numerosos experimentos e investigaciones para llegar a alguna conclusión. ¿Qué tiene más peso a la hora de determinar nuestra personalidad, los genes de nuestros padres o la educación que nos han dado? Si el ambiente fuese determinante, los hermanos serían personas muy parecidas ya que han crecido en una misma familia, con los mismos padres y la misma cultura y situación socioeconómica. Pero si echamos un vistazo a nuestro alrededor nos daremos cuenta que usualmente los hermanos suelen ser muy diferentes entre sí, incluso podemos llegar a tener más afinidad con amigos o gente que apenas conocemos que con nuestros hermanos. Por otra parte, es indiscutible que crecer bajo la influencia de unos determinados valores y educación queda sellado en nuestro carácter y nos acompaña en nuestra forma de ver y vivir la vida.
Thomas Bouchard, psicólogo de la Universidad de Minnesota, se interesó por este tema cuando conoció la llamativa historia de dos hermanos gemelos idénticos que fueron separados y dados en adopción semanas después de nacer. Ninguno de ellos supo de la existencia del otro hasta que se encontraron a los 39 años de edad y presentaban muchísimas coincidencias, como que ambos se casaron y divorciaron de mujeres que se llamaban “Linda”, y lo más sorprendente es que se casaron por segunda vez y en esta ocasión sus mujeres también se llamaban igual, “Betty”. Los dos le habían puesto el mismo nombre a las mascotas que tuvieron de pequeños. Ambos estudiaron y trabajaron temporalmente en organismos del cuerpo policial y legal de EEUU. Tenían el mismo hobby, construir muebles en miniatura, y además, ambos llamaron a sus primogénitos de la misma manera, “James”.
Bouchard, cautivado con esta historia, siguió investigando a más de 80 pares de gemelos idénticos criados por separado, comparándolos con gemelos idénticos criados juntos, mellizos criados juntos y también mellizos criados por separado. Bouchard encontró que en casi todos los casos, los gemelos idénticos, sin importar si se habían criado por separado o juntos, eran más similares entre sí tanto en personalidad como en inteligencia que en los demás casos. Este psicólogo también nos cuenta que según sus investigaciones, el efecto de ser criado por los mismos padres, tiene un efecto menor en la personalidad que la genética, y las experiencias únicas que vivimos y nos marcan realmente. Es decir, a la hora de determinar nuestra personalidad, tiene menos peso el ser criados por los mismos padres que esas experiencias únicas que vivimos, como haber podido estudiar en el extranjero, haber sido amigo/a de alguien que nos ha marcado, o el haber viajado mucho de pequeños, por ejemplo, entre otras muchas posibles experiencias. Personalmente, esto puede ser cierto, pero también es de sentido común pensar, que a veces, la personalidad y comportamiento de los padres potencian ciertos aspectos de la personalidad del niño/a, como por ejemplo, si los padres son muy asustadizos y tienen miedo a todo, ese niño o niña tiene altas probabilidades de ser miedoso/a y sufrir ansiedad.
Aunque estas investigaciones nos hablan de la importancia de la genética, ¿qué ocurre con el ambiente en el que nos criamos? ¿no es importante? Numerosos estudios nos revelan que sí es muy importante. Si un niño nace con predisposición para la música y el entorno favorece que desarrolle este aspecto, posiblemente este niño será un músico notable. Así ocurre con multitud de características personales que si son favorecidas y desarrolladas de forma adecuada, pueden despertar y florecer. Si ese mismo niño es criado en un ambiente desfavorecido y con poca estimulación sensorial, es muy difícil que pueda sacar a relucir todo su maravilloso potencial.
Parece ser entonces, que la mayoría de cómo somos se lo debemos a la genética, que de forma compleja y maravillosa crea infinidad de combinaciones de cómo podemos ser, y también, esta teoría puede explicar por qué a la gente le cuesta tanto cambiar su esencia. Podemos intentar moldearnos y mejorar o cambiar ciertos aspectos de nuestra personalidad, pero está claro que hay algo que forma parte de nuestro ser de manera más marcada y profunda y es casi imposible de cambiar. Aún así, es innegable la influencia del entorno en el que crecemos junto con las experiencias personales únicas que vivimos para que seamos de una determinada manera.
No existe una fórmula mágica para explicar qué cantidad de herencia genética o ambiente ha pesado más en cómo somos….un 60/40?, un 80/20?….lo más sensato sería pensar que igual que somos millones y millones de seres humanos, existen millones de posibles combinaciones, y que en algunos casos pesa más la genética y en otros el ambiente, según las circunstancias.
Puede que este tema te resulte interesante, si es así, te dejo los nombres de Farbe, que en1981 estudió 121 gemelos idénticos separados al nacer, y más tarde David Hay lideró un estudio de 587 gemelos en Australia.
“Estamos hechos de mil otros. La ilusión es el yo, que pretende ser uno”
Jean Bertrand Pontalis, filósofo, psicoanalista y escritor francés.
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