Durante los años anteriores y posteriores a la guerra civil, una de las costumbres que consiguió mantenerse con vida y que se mimó de alguna forma como sello de identidad de nuestro país fue la del gusto por la copla.
La copla, pese a su aparente desgaste, consigue levantar aun las pasiones siempre que se organiza algún evento ;algún espectáculo donde ella es protagonista y bajo mi punto de vista, esto se consigue gracias a la tradición oral.
De la misma forma que aún se mantienen vivos en toda la geografía española y parte del resto del mundo panhispánico romances de la tradición moderna ; romances medievales que han ido pasando de generación en generación , la copla también ha viajado y se ha instalado en nuestra memoria y conciencia colectiva.
Figuras como Concha Piquer, Lola Flores, Rocío Jurado, Miguel de Molina , Antonio Molina y otros, destacan en este micro universo artístico del uso del léxico popular pero si hay una figura representativa de este género a la que yo destacaría sobre todas por su condición de creador de éxitos es la del poeta Rafael de León.
Rafael de León , autor de letras como A tu vera, María de la O, ¡ Ay, pena , penita pena!, Ojos verdes , A la lima y al limón o A ciegas, estudió a los ocho años en el maravilloso colegio de los jesuitas de El Puerto de Santa María y , pese a que por sus letras, la época y relaciones de amistad, pertenecía por derecho propio a la Generación del 27, hoy día no tiene el reconocimiento académico que sí tuvieron otros como los andaluces Lorca y Alberti.
Rafael era de esos autores , al igual que le pasa a Lorca con algunas de sus composiciones , cuyas obras podrían tararearse hoy día en la calle y todo el mundo sabría seguirlas pero pocos sabrían de la autoría de las mismas.
La fuerte tradición oral ha hecho que estribillos, cuartetas y demás se instalen en el corazón y el cerebro del pueblo, el cual cuál ha tomado como propias las composiciones de autor, y al que no le hace falta ver un video de youtube o poner un disco para saber seguir y tararear la mayor parte de letras y músicas de la copla popular.
En este maravilloso mundo de la copla andaluza, o también conocida como copla o canción española, surgen continuamente y gracias a las plataformas creadas desde hace algunos años para tal fin, voces que consiguen interpretaciones magistrales de piezas del ayer, del hoy y del siempre, haciendo que las nuevas generaciones, o al menos una minoría o parte de estas, le pique lo que en el arte llaman “ el gusanillo”.
En la actualidad , no podríamos hablar de copla a nivel nacional sin mencionar los nombres de grandes intérpretes actuales como Laura Gallego, Miguel Poveda, Isabel Pantoja o la gran Diana Navarro.
Este género musical tiene también en mi ciudad portuense hoy día una gran representación en las voces de Nicolás García, Alba Gallardo o Eva María Hierro. Otras provincias andaluzas también singuen pariendo grandes intérpretes y amantes del género que ya comienzan a despuntar como es el caso de Córdoba, de cuya localidad de Bujalance salió la intérprete Alba Bermúdez; quien a mi juicio mantiene en su gesto y en la forma de cantar la capacidad dramática de aquellas artista que logran con la intensidad y la mirada trágica sumergirnos en un mundo de dolor, amor, celos, honra, angustia, impotencia y entrega del que la copla se nutrió en tiempos de su máximo esplendor.
Solo deseo y espero que todas aquellas voces jóvenes andaluzas que hoy se dejan la piel en actos benéficos y en espectáculos y certámenes de bajo presupuesto consigan algún día el lugar que les corresponde en el palmarés sino ya español, al menos andaluz, y que los ayuntamientos fomenten y promuevan espectáculos culturales benéficos o lucrativos en los que siempre los artistas sean justamente remunerados por sus servicios.
Ojalá algún día surjan más autores y compositores de la copla y las orquestas se animen a unirse para apoyar y acompañar a los folclóricos y las folclóricas de España y en concreto de mi bella Andalucía; solo así conseguiremos volverla a poner en el lugar que merece dentro del pódium de la representación de la identidad nacional.
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