Las afasias son un tipo de trastorno del lenguaje debido a un daño cerebral por accidente cerebrovascular en zonas cerebrales que están especializadas en el lenguaje. Con las afasias se puede perder tanto la capacidad de pronunciar sonidos como de comprender el lenguaje o incluso ambas en casos severos.
Por lo general, el lenguaje oral y el escrito ya suelen estar adquiridos en el momento del daño y el nivel lingüístico previo al accidente puede influir en la recuperación .Las afasias más conocidas son la Afasia de Broca (afecta a la pronunciación y es una afasia motora) y la Afasia de Wernicke (afecta a la comprensión y es una afasia sensorial).
Las afasias en sí acarrean otras dificultades lingüísticas como son la anomia (incapacidad de encontrar la palabra adecuada para definir algo) es por eso que a veces realizan circunloquios o rodeos para explicar algo por no saber la palabra adecuada a la que se refiere, se trata de un problema claro de denominación. Puede haber también repeticiones silábicas o de la palabra completa, omisión de sonidos, cambios repentinos en la conversación, palabras ininteligibles, etc. Cabe decir que cuando nos encontramos con un paciente que ha sufrido un ACV (accidente cerebrovascular) suele haber un periodo inicial de recuperación espontánea en las primeras semanas, periodo que luego se va estabilizando hasta quedarse en un estado en el que las secuelas son más estables y el periodo de mejoría se frena.
La familia juega un papel fundamental en los pacientes afásicos (que pueden ser tanto adultos como niños). Para colaborar con la recuperación del paciente lo primero que deben tener en cuenta es la gran paciencia que deberán tener. El lenguaje que usen debe ser lo más simple posible, con oraciones cortas y directas y evitando corregir demasiado. Si es necesario se repite la oración o se aclaran términos sin llegar a usar un lenguaje demasiado infantilizado con el adulto pues en muchas ocasiones nuestro paciente entiende y es capaz de mantener su capacidad de entendimiento sin tener la necesidad de sentirse menos capacitado por nosotros, e igualmente debemos incluirlo en nuestras conversaciones, su opinión y criterio debe de seguir contando pese a sus dificultades dándole el tiempo que necesite (volvemos a hacer hincapié en la paciencia que debemos tener). Se deben minimizar los distractores tanto a la hora de comunicarnos como a la hora de comer, ir al baño u otras tareas que requieran de un mayor grado de atención.
Las actividades fuera del hogar también son importantes, debe buscar apoyo en personas o grupos que hayan sufrido algo similar, seguir relacionándose y normalizar al máximo posible la situación.
Ante este tipo de trastornos del lenguaje, debemos sacar nuestro lado más intuitivo y poner los cinco sentidos en la conversación pues si prestamos más atención a todos los elementos comunicativos de naturaleza no verbal que el paciente pueda transmitirnos se facilitará la tarea de interacción verbal con ellos.
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