“Aparece en el metro el esqueleto momificado de una persona” Era el titular de la mayoría de los periódicos de la capital
-Don Daniel, ¿si acabo el trabajo antes me puede prestar el periódico para echarle una ojeada? –dije a mi tutor a sabiendas que solía prestarlo para incentivar la lectura.
-Naturalmente, ¡aquí lo tienes! –contestó tras comprobar mi tarea finalizada.
Leí la noticia completa.
“Hace tres días, mientras se realizaban unas mejoras en el metro, se encontró la momia de una persona. Los restos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense, donde expertos intentarán averiguar la identidad del fallecido y las causas de la muerte. Junto al esqueleto se encontró un reloj de oro de bolsillo con dos letras grabadas en el dorso (podían ser sus iniciales)-
Fuentes no oficiosas afirman, que por los restos de ropa encontrados, la momia debía tener no menos de ochenta años. Cuando realicen la prueba del carbono 14, se confirmara la fecha aproximada de su muerte.
Hacía más de un mes que no me comunicaba con mi pariente, aquella noche le invoqué y apareció al instante.
“Ya era hora que me llamaras, mis colegas están aburridos y necesitan actividad. ¿Qué me traes esta vez?”
Le conté el caso de la momia del metro.
“Deben investigar desde que comenzaron las obras de soterramiento hasta la inauguración en 1919 por el rey Alfonso XIII y si no encuentran nada, que sigan buscando en años posteriores.”
“Me gusta el caso, movilizaré a varios millones de espíritus para que cubran todas las fechas, desde que colocaron la primera piedra, hasta su finalización. Con un poco de suerte, en una semana tendremos resultados.”
“Me parece bien, los científicos tardarán más de un mes solamente en verificar el año aproximado de la muerte.”
Diez días tardo el bisabuelo en solventarme el caso del esqueleto momificado.
“Peto” –escuché entre sueño. Repitió mi nombre y abrí mi subcociente.
“Mis espíritus se han recreado en la historia de la momia. Era un hombre de 42 años. Murió de un infarto el mismo día de la inauguración. Los soldados que lo encontraron muerto en la calle, lo trasladaron a uno de los innumerables huecos existentes en los túneles laterales por orden de su capitán, que no quiso que se retrasara la ceremonia de inauguración por culpa del incidente. Varios miles de espíritus policías investigaron al finado. Era un crápula, bebedor jugador, mujeriego y estaba derrochando la fortuna de su mujer. No era extraño que la familia no diera parte a la policía. Seguramente pensaron que habría huido con una mujer más rica que la suya”.
Por la tarde hablé con Pablo por si le interesaba lo que había descubierto.
-Lo mandaremos a la prensa de manera anónima por si lo quieren publicar
Sabiendo el nombre, los dos apellidos y donde vivió, se podría averiguar si en la actualidad tenía algún pariente que pudiera reclamar el reloj de oro y la cadena del mismo metal, que estaban valorados en más de cinco mil euros.
Cuando los forenses leyeron la noticia en la prensa, creyeron que era una tomadura de pelo. No obstante, terminada la prueba del carbono 14, corroboraron el año de la muerte. Pronto apareció una tataranieta para someterse a la prueba del ADN . Gracias a Pablo averigüe el parentesco de la joven. Días después, la prensa dejó de publicar la historia por no considerarla interesante.
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