El bredo, nombre que equivale y procede de “bledo”, con que se conocen todas las especies de este género (Amaranthus retroflexus), es una planta herbácea anual (terófito), perteneciente a la familia Amaranthaceae, originaria de la región neártica (Norteamérica), que alcanza hasta 1 m de altura. Sus hojas son ovadas, elípticas o romboideas, de 2-12 x 1-6 cm. Inflorescencia en epicastro terminal variablemente ramificado. Flores pentámeras, con tépalos de 2-3 mm, linear-espatulados y obtusos. Presentan un involucro de bractéolas de 3-6 mm de longitud, con el ápice prolongado en espina. Fruto en pixidio más corto que los tépalos. Semillas lenticulares, de 1,1-1,4 mm de diámetro, con la testa negra y muy brillante.
Suele aparecer en ambientes poco favorables, pudiendo fructificar con apenas unos centímetros de altura. Se cruza fácilmente con otras especies del mismo género. Especie de ecología ruderal y arvense, nitrófila, muy bien adaptada a vivir en ambientes nitrificados y perturbados por la acción humana frecuente como: cultivos de regadío y secano fresco, solares urbanos, escombreras, bordes degradados de ríos, etc. Florece de mayo a diciembre, preferentemente en verano y otoño. Se reproduce exclusivamente por semilla, de dispersión autócora o antropócora.
Sus requerimientos ecológicos son amplios, subsistiendo bien en un clima templado. Especie de ecología ruderal y arvense, nitrófila, muy bien adaptada a vivir en ambientes perturbados por la acción humana frecuente como: cultivos de regadío y secano fresco, solares urbanos, escombreras, ruinas, orillas de caminos y bordes degradados de ríos con aguas ricas en materia orgánica. Más bien indiferente al substrato, pero prefiere suelos frescos y bien drenados. Por su fenología estivo-otoñal, se defiende bien de las heladas invernales, aunque le perjudican los climas fríos por ser más bien termófila. Presenta una buena tolerancia a las altas temperaturas, aunque no tanto a la sequía, buscando siempre terrenos con balance hídrico favorable.
Los nativos americanos le encontraron muchas propiedades medicinales. Además, la planta era un alimento para el consumo humano, a pesar de su alto contenido en nitratos, pero bueno por su gran contenido en hierro. Sus semillas, machacadas, se mezclaban con el trigo para hacer “panqués”. Ahora bien, era venenosa para el ganado, causando nefro-toxicidad en los cerdos cuando la toman en grandes cantidades. Actualmente no tiene ningún uso, considerándose una mala hierba muy extendida por casi todos los países del mundo con clima templado o cálido, considerada también invasora del medio natural.
No se sabe bien cómo fue introducida en Europa, pues unos afirman que fue por botánicos y otros que de moda accidental, con productos agrarios importados, pero muy poco después del “descubrimiento” de América. Su impacto es más bien económico, pues aunque invade ambientes muy alterados, también entra en los agrosistemas, afectando a cultivos estivales de secano y regadío. Su impacto ecológico es menor porque aunque aparece en comunidades riparias, se produce cuando éstas están degradadas, ya sea por destrucción de la vegetación natural o por contaminación orgánica de las aguas o de las orillas.
En Andalucía se ha detectado en diversos puntos, tanto costeros como del interior, entre los que se encuentran espacios naturales como el Parque Natural de Tejeda y Almijara y el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. No hay citas en la parte más oriental de esta región.
Considerando su presencia generalizada en buena parte de la superficie del territorio español, y por lo común en situaciones más o menos ligadas a la agricultura, solo caben considerar en este momento actuaciones dirigidas a su control en los cultivos. En cuanto a su presencia en ambientes de ribera, lo mejor es conservar los ecosistemas fluviales en buen estado, controlando y sancionando los vertidos, así como las ocupaciones del dominio público hidráulico. En cuanto al uso herbicidas en los cultivos agrícolas, existen actualmente numerosos herbicidas eficaces para el control de esta especie, debiendo respetarse siempre, de manera escrupulosa, las normas de aplicación (dosis, momentos, cultivos autorizados, etc.) de cada producto. Actualmente están siendo investigados en Estados Unidos diferentes bioagentes para el control de las especies del género Amaranthus, como alternativa menos agresiva para el medio ambiente, aunque por el momento no se han llevado todavía a la práctica.
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