El chirato o espiguilla de Willdenow, es una planta herbácea hemicriptófita cespitosa, perteneciente a la familia Poaceae, originaria de la región neotropical (Sudamérica), alcanzando de 0,15 a 1,5 m de altura. Sus hojas tienen un limbo de 10-40 x 3-12 mm. Flores con glumas desiguales, acuminadas, fuertemente aquilladas por el dorso; lema de 17-18 x 5-7 mm. Inflorescencia en panícula laxa (5-30 cm), de ramas inclinadas o patentes, frecuentemente más largas que las espiguillas; glumas desiguales, acuminadas, fuertemente aquilladas por el dorso; espiguillas lanceoladas u ovadas, fuertemente comprimidas , glabras o escábridas (20-40 x 5-10 mm), formadas por 6-12 flores imbricadas; lema (17-18 x 5-7 mm), anchamente lanceolada, aquillada en el dorso, coriácea , mútica o con arista débil de hasta 1 mm; pálea aproximadamente la mitad de larga que la lema; anteras de hasta 4 mm. Fruto en cariópside.
Forma parte de herbazales y pastizales nitrófilos viarios o asentados en cultivos de regadío, jardines o céspedes, y proximidades de cursos de agua ramblas con fuerte influencia antrópica, preferentemente sobre suelos húmedos y frescos. Florece desde mayo a agosto. Su reproducción es sexual.
Esta planta, procedente de zonas tropicales, con clima cálido y húmedo en verano, muestra unos requerimientos ecológicos que concuerdan con su procedencia, siendo intolerante a las heladas, las oscilaciones térmicas y la sequía, tolerando, en cambio, el encharcamiento (siempre que sea moderado y no prolongado) y la sombra densa. De ahí por su apetencia por zonas de regadío en los lugares donde se ha introducido.
En sus lugares de origen, esta planta formaba parte de pastizales donde pastaba ganado, siendo éste su uso más importante, aunque en los lugares donde se ha importado no tiene ningún uso, siendo considerada una mala hierba a exterminar. Algunos estudios realizados en Japón, han resaltado la importancia de esta especie para formar pastizales altamente productivos, con hábito de resiembra natural, mejorándose su rendimiento al aumentar su persistencia con la debida gestión (combinación de la toma de heno en primavera y verano de forma rotativa a fin de aprovechar la resiembra natural).
Esta planta fue introducida inicialmente como forrajera en Europa, pero no se calibró su capacidad de dispersión, a veces ayudado por el hombre mezclando sus semillas con céspedes ornamentales, llegando a invadir los cultivos de regadío, donde se comporta como una mala hierba, al entrar en competencia con especies cultivadas. Al mezclarse con el césped contribuye a una depreciación de su calidad, al formar manchas, contaminación de mezclas de semillas, siendo este aspecto especialmente importante en campos de golf. Su impacto es, por tanto, principalmente económico, pero no puede descartarse un posible impacto ecológico en su con las especies nitrófilas nativas con las que pueda coexistir en los ambientes mencionados.
Se han citado en diversos puntos del territorio andaluz, principalmente en el valle del Guadalquivir y en la costa mediterránea, desde Cádiz hasta Granada, incluyendo espacios naturales como el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. Según se ha observado, la especie parece encontrarse en un proceso de rápida expansión de sus poblaciones, a lo que puede estar contribuyendo la creciente y desmesurada urbanización del litoral, con sus jardines y campos de golf. Por otra parte, la cada vez mayor implantación del regadío como sistema productivo podría contribuir a su expansión hacia el interior.
Para su control se recomienda una combinación de métodos químicos y físicos en áreas cultivadas. No es probable que invada ambientes seminaturales; si ese fuera el caso, la mejor medida de control seria la recuperación de la vegetación natural y el aumento del grado de ‘naturalidad ‘ del ecosistema, y, en invasiones muy incipientes, el arranque manual (hasta agotar el posible banco de semillas del suelo).
En cultivos, especialmente en espacios de valor ecológico o en sus proximidades debe preferirse la escarda manual cuando sea posible (in festaciones o parcelas pequeñas), para evitar la liberación de venenos al medio, a pesar de que se obtenga un resultado menos drástico que el conseguido con herbicidas; en caso de que sea imprescindible emplearlos, puede controlarse eficazmente con los productos empleados habitualmente contra otras especies de Bromus. Se recomienda la rotación periódica del principio activo para evitar la aparición de resistencias y los problemas ambientales asociados. El grado de dificultad se considera bajo-medio a escala de rodal o parcela, pero a mayor escala la dificultad se calificad de extrema y es imposible.
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