El “árbol” de la seda, mejor llamado mata de la seda (Gomphocarpus fruticosus), es en realidad un arbusto (nanofanerófito) perennifolio de la familia Asclepiadiaceae (o Apocinaceae), originaria de Sudáfrica, alcanzando hasta 2 m de altura. Presenta varios tallos erectos, con pubescencia en los pedúnculos y pedicelos florales y el fruto. Sus hojas son opuestas (2-12 x 0,3-1,6 cm), más raramente alternas o en grupos de tres, linear-lanceoladas, con margen revoluto y provistas de un corto pecíolo. Inflorescencias de dos tipos cimosas y umbeliformes, con múltiples flores. Flores blancas, de 1 cm de diámetro aproximadamente, compuestas por cinco lóbulos ovado-oblongos, ciliados y reflejos, y por una corona interna con los segmentos en forma de capuchón. Fruto en folículos solitarios (4-6 x 2-3 cm), inflados, cubiertos de apéndices setáceos blandos. Semillas de 4-5 x 1,5-2 mm, portando un vilano sedoso de 3-4 cm de longitud.
Esta especie frecuenta ambientes viarios, matorrales degradados y zonas riparias. Florece desde junio a agosto. Se reproduce sexualmente y la diseminación es anemócora, valiéndose para ello de su vilano sedoso.
Entre sus requerimientos ecológicos, esta planta muestra una clara preferencia por ambientes de clima cálido y suelos frescos. Por este motivo no resiste las heladas y las oscilaciones térmicas, propias de zonas continentalizadas del interior, prosperando en el litoral. Tolera la sequía siempre que no sea muy prolongada, prefiriendo suelos con alguna compensación hídrica y tolerando bien los encharcados. Tampoco tolera la salinidad y la sombra densa.
Seguramente se importó con fines ornamentales, formando actualmente parte de algunas zonas ajardinadas del litoral. Tradicionalmente se le ha atribuido algunas propiedades medicinales. Así, sus hojas se han utilizado para tratar dolores de cabeza, tuberculosis y como emético. Pero debe advertirse que la planta es venenosa, tiene glucósidos que causan los mismos síntomas que el envenenamiento de Homeria pallida, pudiendo conducir a la muerte, tanto del ganado como de los seres humanos.
Su carácter invasor ha quedado patente al advertirse su crecimiento espontáneo en algunos puntos de Andalucía, particularmente en el Parque Nacional de Doñana, donde produce un impacto ecológico ya que sus poblaciones aumentan especialmente en situaciones estresantes (períodos de sequía) o de perturbación (destrucción de biomasa) para la vegetación nativa; su dispersión anemócora y su rápido crecimiento les permite adelantarse a las especies nativas en la ocupación de claro, a la vez que en otras ocasiones puede observarse conviviendo con ellas. Por otra parte es tóxica , por lo que resulta poco o nada palatable para los herbívoros. juncadales (Juncus spp.) y adelfares (Nerium oleander).
Actualmente se encuentra poco extendida en Andalucía, únicamente en algunos puntos del litoral, especialmente en el Parque Nacional de Doñana, en algunos puntos del campo de Gibraltar y la cita más oriental es del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, la única que se conoce de la Axarquía y de la provincia de Málaga en general. No obstante, la potencialidad de extenderse es alta, siempre que se asegure cierta humedad edáfica estival.
Para su control se recomienda métodos físicos. A pesar de su tamaño, al crecer frecuentemente entremezclada con otras especies nativas, el empleo de herbicidas resulta desaconsejado (al menos en este tipo de situaciones). El único método de control poblacional sería el arranque manual (o mediante maquinaria pequeña) de adultos, jóvenes y plántulas justo antes de la formación de los frutos ; sin embargo, su alta capacidad para producir semillas y su facilidad de dispersión, hace que el control de las poblaciones sólo se pueda afrontar con ciertas posibilidades de éxito si no existen poblaciones (cultivadas o silvestres) en los alrededores de la zona afectada, por lo que la eliminación simultánea de las poblaciones próximas es imprescindible. Las operaciones deben repetirse durante años hasta conseguir controlar (o, idealmente, erradicar) las poblaciones dentro de los espacios protegidos. El grado de dificultad de ha calificado de medio a escala de rodal, pero extremo a mayor escala. De ahí la importancia de la detección precoz, la continuidad y sistematización de los trabajos, y las labores de seguimiento y vigilancia periódicas para descubrir nuevos ejemplares o focos de reinvasión para lograr el control de esta especie.
Enrique Ferrer Contreras dice
Tengo entendido que esta planta es una de las que se alimenta la famosa Mariposa Monarca – Danaus plexippus y quizás sea el motivo por el que al encontrarse esta planta en nuestro territorio se han establecido colonias estables de esta mariposa. La universidad de Córdoba estaba haciendo un estudio sobre la Monarca puesto que tenemos la mayor población de Europa.
En el caso de que esta planta invasora no afecte a animales ni al entorno y pueda ser beneficiosa en otros aspectos, quizás no es tan malo que se haya establecido en nuestras tierras.
Saludos