La madreselva japonesa (Lonicera japonica) es una planta escandente (liana) leñosa perennifolia, perteneciente a la familia Caprifoliaceae, originaria de Asia Oriental (China, Japón, Corea) que de forma trepadora es capaz de alcanzar hasta 5 m de longitud. Tallos jóvenes pubescentes, rojizos. Hojas opuestas. Peciolo de 4-12 mm, por lo general pubescente, raramente glabro. Limbo oblogo-ovado, agudo, excepcionalmente pinnatilobado, de 3-9 x 1,5-5 cm, algo coriáceo, al principio pubescente y despues glabro, ciliado en margen. Flores en parejas, sobre pedúnculos axilares de 5-10 mm, sostenidas por una bráctea de 5-15 x 2-10 mm. Corola desigualmente bilabiada, con tubo de longitud similar a la del limbo, blanca o rosada, de 3-5 cm de longitud. Androceo con los estambres exertos. Fruto en baya negruzca, con numerosas semillas.
Esta planta aparece espontáneamente, en ambientes de clima templado algo húmedos, como son las riberas degradadas, orlas y márgenes de bosques caducifolios antropizados, comunidades ruderales sobre suelo húmedo, etc. Florece de mayo a septiembre.
Como especie adaptada a climas templados frescos, las formas cultivadas resisten bien las temperaturas bajas invernales, soportando las heladas si no son muy intensas. Pero en estado silvestre o naturalizada parece precisar climas templados, sin fuertes contrastes térmicos y con un mínimo de humedad edáfica garantizado.
En su lugar de origen esta planta ha tenido algunos usos en la medicina tradicional. Su flor tiene propiedades antibacterianas y antiinflamatorias, usándose para disipar calor, remover toxinas de afecciones por carbunco, influenza, úlceras, etc. En la medicina china, esta planta tiene un valor de panacea. Con las flores se elabora un jarabe que emplean para las afecciones respiratorias y trastornos hepáticos, y en tisana para la inflamación de ganglios linfáticos y paperas. Las flores se recogen en verano por la mañana y, después de haberles secado la humedad del rocío, las dejan secar a la sombra, mientras que las hojas y tallos se secan al sol. Posiblemente muchas de estas propiedades se daban a su capacidad diurética. Como dato curioso, recientemente se ha encontrado un componente de esta madreselva, llamado MIR2911, que actúa directamente contra el influenzavirus A de la gripe, bloqueando su replicación, al bloquear los genes responsables de su replicación. Sin embargo, el uso más extendido en los países donde se ha importado es en jardinería, al ser apreciado su aroma, habiendo llegado a ser en la actualidad una de las especies más utilizadas para cubrir verjas, paredes y paredes.
Introducida en Europa en el año 1805, para su cultivo como planta ornamental, si bien las primeras referencias a su presencia subespontánea o naturalizada son de principios del siglo XX. En España, se cultiva profusamente, a veces de modo reiterado y abusivo, para formar setos y cubrir muros y vallas en casi todas las provincias. A menudo se asilvestra, naturalizándose en ambientes riparios, orlas forestales, matorrales aclarados y lugares alterados, sobre todo en el norte de Cataluña y en el País Vasco, un poco menos en la región Valenciana y de manera puntual en el resto de la Península. En Andalucía, por ejemplo, la única localidad citada hasta ahora está precisamente en el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, seguramente procedente de urbanizaciones del entorno, por lo que es urgente la adopción de medidas erradicadoras.
Para su control se recomienda, en primer lugar, aplicar medidas preventivas, reduciendo el empleo de esta especie en jardinería, de la cual se abusa, y emplear otras lianas ornamentales autóctonas o sin comportamiento invasor. En los casos de invasiones ya producidas, los métodos manuales de control se encuentran algo limitados, debido a la dificultad de trabajar en riberas fluviales y a la gran densidad de biomasa de la especie, que hace probable que, pese a todo, quede en el medio natural algún tallo que pueda reiniciar la invasión. Los herbicidas parecen el método de control más eficaz, pero una vez más hay que desaconsejarlos por su peligrosidad para el medio ambiente, salvo en casos extremos.
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