El perejilito, también llamado vinagrillo, vinagreta, trébol agrio, matacañas, etc. (Oxalis pes-caprae) es una planta herbácea (geófito escaposo/rosulado), perteneciente a la familia Oxalidaceae, siendo originaria de Sudáfrica (región de El Cabo), alcanzando no más de 35 cm de altura. Hojas dotadas de largo pecíolo (hasta 20 cm) y láminas trifoliadas, folíolos (8-20 x 12-30 mm), obcordiformes, profundamente emarginados, pruinosos por el envés.
Inflorescencias en cimas umbeliformes situadas sobre un pedúnculo de 10-30 cm de longitud. Flores con cáliz formado por sépalos (6-7 mm de longitud) oblongos; corola (2-3 cm) amarilla, dialipétala, infundibuliforme, con 5 pétalos, a veces doble. Fruto tipo cápsula oblonga, corta, que normalmente no llega a formarse en nuestras latitudes.
Es una planta que suele colonizar áreas ruderales y viarias, campos agrícolas y matorrales o formaciones boscosas sometidas a cierta influencia humana. En la comarca de la Axarquía cubre de verde todo su paisaje montañoso a partir de las primeras lluvias otoñales, Florece desde (noviembre) diciembre a mayo. Pese a desarrollar flores, en nuestras latitudes nunca cuaja el fruto, pero la planta dispone de un sistema muy eficaz de colonización mediante reproducción vegetativa (a través de por bulbillos, que se dispersan fácilmente). Estos bulbillos presentan dispersión antropócora, hidrócora y, posiblemente, también zoócora.
Los requerimientos ecológicos de esta especie, procedente de una zona de clima parecido al mediterráneo, se mantienen aquí, lo que explica su preferencia por la orla litoral del sur de Andalucía. De este modo, aunque la planta es tolerante a las oscilaciones térmicas, soporta mal las heladas, por lo que no se extiende por zonas propicias a estos fenómenos. Tampoco soporta la sequía y de hecho en verano parece desaparecer, aunque siempre quedan su aparato subterráneo estivando.
En su lugar de origen se ha usado como alimento para el ganado, pero aquí se ha comprobado que es tóxica para los conejos. Algunos agricultores prefieren no eliminar esta maleza para que el cubierta actúe amortiguando los posibles heladas sobre las raíces de los cultivos, además de amortiguar la caída de los frutos al madurar. Su componente más característico, el ácido oxálico, parece que su ingestión puede inducir la formación de cálculos renales pues se combina bien con el calcio, además de problemas digestivos, hepáticos, y en caso extremos la muerte. Se debe advertir de estos peligros a los niños aficionados a succionarlo.
Su carácter invasor es uno de los más reconocidos. Su impato es ecológico, paisajístico y económico. Desde el punto de vista ecológico debe destacarse que, además de inhibir la germinación de numerosas especies, por su rápida tasa de crecimiento, formando mantos monoespecíficos que compiten muy eficazmente por la luz y los nutrientes frente a las especies nativas, especialmente frente a los terófitos, a los que desplaza durante la época húmeda, de manera que el final del ciclo anual de esta especie, a mediados de la primavera, coincide con la llegada de los meses secos, de modo que las nativas cuentan con un período mucho menos favorable (y más corto) para su desarrollo. Su impacto paisajístico es notable aunque muy tolerado en general por la población. Desde el punto de vista económico debe resaltarse su importante impacto como mala hierba agrícola de cultivos de regadíos: desde los modernos invernaderos y alrededores de éstos hasta huertas y cultivos de frutales (entre éstos, resultan especialmente afectados los cítricos). numerosas especies, como Arisarum vulgare, Asparagus stipularis, Foeniculum aviculare, Nerium oleander, Phlomis lychnitis, Salix fragilis, Urginea marítima, etc., así como numerosas especies de terófitos. zonas costeras de Andalucía.
En Andalucía esta especie forma un continuo desde Huelva hasta Almería, colonizando toda la franja costera (incluido el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo), entrando algo por el valle del Guadalquivir y teniendo menor presencia en la provincia de Jaén y las zonas interiores de las demás provincias.
Para su control se recomiendan tratamientos físicos y químicos. Las peculiares características de esta especie hace que el control o la erradicación sólo sea factible en casos de invasiones muy localizadas y con bajos niveles poblacionales como ocurre en las etapas iniciales del proceso de invasión. En estos casos se puede recurrir a diversos métodos físicos. Una posibilidad es la eliminación manual (repetida y sostenida durante varios años y al menos dos veces durante la estación del crecimiento), de la planta entera justo antes de la floración, cuando el bulbo maduro ya está agostado y antes de que se formen los nuevos bulbillos del año, para intentar agotar finalmente el banco de propágulos (la siega reiterada debilita la planta, ya que el bulbo va perdiendo gradualmente sus reservas de carbohidratos conforme intenta regenerar la parte aérea, pero puede no matarlo). Otra posibilidad para tratar invasiones tempranas, y que puede considerarse complementaria a la anterior, consiste en la solarización con plástico negro o transparente, o bien el acolchado (o ‘mulching’) con cartón rígido (mejor con una capa de paja encima), medidas que pueden ser bastante efectivas, si bien es imprescindible que el material permanezca en el campo al menos durante una temporada de crecimiento completa (recomendamos que permanezca más tiempo, si es posible, realizando una actuación anual durante varios años o hasta conseguir los resultados deseados). Su dificultad es de grado medio a escala de rodal, Alto a escala de parcela y extremo a escalas o superiores.
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