El espino de Jerusalén, también conocido como espinillo, palo verde, cina, retama de Jerusalén (Parkinsonia aculeata), es un arbolillo (fanerófito) perennifolio, de la familia Fabaceae, originaria de la región neártica (norteamérica) que alcanza los 10 m de altura, con gran parte de las ramas y ramillas espinosas, flexibles y péndulas de color verde. Hojas alternas o dispuestas en fascículos, bipinnadas; el raquis principal y el pecíolo portando espinas cortas y recurvadas; el raquis secundario de color verde y aplastado; folíolos (1-4 x 2-10 mm) con un corto pecíolo, dispuestos en número de 14-40 pares alternos o subalternos, lineares, elípticos o estrechamente obovados. Inflorescencia en racimos axilares colgantes y flojos (2-3 cm de diámetro), más cortos que las pinnas. Flores olorosas; cáliz con tubo corto y cinco lóbulos de 4-8 mm de longitud , reflejos; corola dialipétala formada por cinco pétalos amarillos (8-16 mm), desiguales, con uña y limbo oval u orbicular; androceo con 10 estambres libres. Fruto tipo legumbre estrecha (de 0,6-1 x 5-20 cm), linear-cilíndrica, comprimida, constreñida entre las semillas. Semillas (4-6 x 8-10 mm) verdosas con moteado pardo o púrpura , de 1 a 6 por legumbre, ovoides o elipsoidales, algo comprimidas.
Esta planta suele aparecer en ambientes viarios (cunetas), ruderales (solares, eriales próximos a las ciudades), cauces de agua (márgenes de acequias, ramblas degradadas, etc.). Florece entre mayo y septiembre. Su reproducción es sexual. La diseminación es hidrócora y zoócora (por ingestión de sus legumbres).
Es una planta adaptada a zonas cálidas y secas, de ahí que no tolere las heladas, ni la sombra densa, pero sí soporte la sequía y las oscilaciones térmicas, aunque también tolera el encharcamiento. No tolera la salinidad edáfica pero sí la atmosférica de los aerosoles marinos. Estos requerimientos explican que actualmente no haya pasado de la franja litoral de la zona más oriental de Andalucía.
Seguramente fue importada como planta ornamental, por sus atractivas flores fragantes y la elegancia de su porte, especialmente en xerojardinería. En otros lugares También se hat apreciado como árbol melífero y productor de goma similar a la arábiga. Por su carácter espinoso y de crecimiento rápido también se ha apreciado como cerco vivo para el ganado. Su resistencia al viento fuerte ha propiciado su uso como cortavientos para los cultivos. También contribuye a estabilizar taludes con terrenos sueltos y como todas las fabáceas, contribuye a la fijación de N en el suelo. También se ha empleado como forraje para ganado, especialmente durante sequías. La pulpa y el fruto son apreciados. Sus hojas tienen propiedades diaforéticas, febrífugas, antiepilépticas y abortivas; sus flores alivian las fiebre intermitentes, etc. A pesar de ello, la planta ha mostrado ser invasora, escapando al control del jardinero.
De momento no se ha podido demostrar ningún tipo de impacto, a pesar de que su carácter invasor en otras zonas del mundo no deja lugar a dudas,lo que aconsejería detener su cultivo ya que en caso de seguir extendiéndose su cultivo, cabría esperar una cierta influencia de tipo ecológica a largo plazo. Por el momento se ha observado coexistiendo con especies viarias (Dittrichia viscosa, Piptatherum miliaceum, Foeniculum vulgare, etc.) o de ramblas degradadas.
Más que de ‘impacto’, debe hablarse de ‘presencia’.
De momento el grado de penetración de esta especie en Andalucía es mínimo, pero lamentablemente ha elegido entre sus muy escasas localidades el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, habiendo sido encontrada también en Almería, donde parece penetrar por las ramblas.
Para su control se recomiendan métodos físicos, siendo efectiva la retirada manual de las plántulas que pueden eliminarse así, mientras que los adultos deben talarse lo más cerca posible de la base del tronco (bañando los tocones con herbicidas anti-rebrote); se consiguen buenos resultados de control si durante los años siguientes se realiza un seguimiento de la zona tratada y se van eliminando las plántulas que aparezcan. Debido a su dispersión hidrócora, en cauces y riberas, la actuación debe comenzarse aguas arriba, descendiendo paulatinamente. El grado de dificultad, a escala de rodal o parcela es bajo, medio a escala de espacio protegido, pero a escala regional, aunque no se da aún el caso, podría ser de grado extremo. De forma preventiva , debería empezarse a la eliminación de las poblaciones cultivadas, que se encuentran fundamentalmente en zonas ajardinadas públicas o privadas, y en este caso, debe procederse a una campaña localizada de concienciación en la que se explique a los propietarios la conveniencia de sustituir esa especie del jardín.
Deja una respuesta