La adquisición del lenguaje oral es una de las cosas que más preocupa a los padres cuando ven que sus hijos no se comunican como el resto comparando en múltiples ocasiones lo que su primo, hermano, vecino o amigo hace o hacía con la edad del suyo. Este problema se incrementa si se acerca el inicio de la escolarización o si pasamos a una etapa distinta en la que veremos como comparamos casi de forma automática a nuestro hijo/a con los demás y nos frustramos de ver que no consigue los mismos logros o al menos no al ritmo esperado. Los logopedas somos muy conscientes de ello y cada día recibimos en consulta casos similares de inquietudes sobre este tema. Si a todo esto le sumamos el famoso “bilingüismo” entonces ya si que nos asaltan mil dudas más. ¿Debe mi hijo quedarse solo con su idioma materno si tiene problemas de comunicación o es positivo un idioma aprendido extra? ¿Debo hablarle en el idioma nativo en casa y reforzarle otro en el colegio? ¿Qué hacer?
Para ponernos en contexto, a partir de los 6 años el uso del lenguaje oral empieza a mejorar de forma significativa, aumentando no solo el vocabulario sino el componente semántico-pragmático del lenguaje. Todo está relacionado con el modelo de evolución lingüística de los bebés y cabe destacar la distinción que se da en casos de niños con necesidades especiales con un trastorno de la comunicación sea TEA, TDAH o cualquier otra dificultad que atañe al lenguaje y que afecta al desarrollo del aprendizaje del idioma. Las partes del cerebro encargadas de los procesos cognitivos y del lenguaje son importantísimas en desarrollar las capacidades. lingüísticas desde que los niños son bebés y esto está afectado según diversos estudios en niños con autismo u otras patologías que afectan al lenguaje. Si llevamos a cabo una intervención temprana las posibilidades de adquisición de desarrollo del lenguaje aumentan de forma exponencial. Cómo desglosamos el idioma en nuestro cerebro, los descomponemos tras su percepción auditiva y los niños van creando mapas lingüísticos que le permiten preparar su cerebro bien para el desarrollo del lenguaje son claves a analizar.
A medida que el niño va aprendiendo el idioma y adquiriendo más riqueza y fluidez, como es lógico, mejorará mucho más en el resto de áreas, sobre todo en el apartado conductual. Si este aprendizaje oral se apoya además con lectoescritura, es muy posible que la velocidad de aprendizaje del idioma también se acelere y en el momento que el idioma se halle bien estructurado, podemos introducir otros idiomas, ya que la base lingüística ya está instalada y el niño posee los instrumentos necesarios para el aprendizaje de otros idiomas. Por lo tanto, es positivo el bilingüismo, pero en niños con necesidades especiales debemos hacer una amplia tarea preparativa para afianzar primero los procesos lingüísticos base que ayuden a añadir más aprendizajes relativos a otros idiomas. Si el niño tiene aun inmadurez en estos procesos no conseguiremos los avances esperados.
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