Dentro del gran y variado abanico de áreas en las que trabajamos los logopedas se encuentra también la terapia para niños con altas capacidades. A veces estos niños, pasan desapercibidos entre los demás o no nos fijamos en cualidades que pueden ser llamativas y dignas de analizar con detención. Existen algunas señales de alerta que nos pueden ayudar a indicar la presencia de altas capacidades o lo que antiguamente se denominaba “niños superdotados”. Estas señales son solo una aproximación ya que lo conveniente es la evaluación por parte de un profesional cualificado para llegar a su correcto diagnóstico y poder elaborar un plan de intervención adecuado a las características individuales de cada persona. Existen además, ayudas y becas para el estudio y progreso de alumnos con estas cualidades que son tan importantes de potenciar para su desarrollo íntegro.
Por lo general los niños con altas capacidades suelen cuestionar la autoridad y las normas establecidas en su grupo si no están de acuerdo, y lo hacen de una forma muy explícita. Suelen presentar muy buena memoria, en la mayoría de los casos llegan a tener un aprendizaje temprano de la lectoescritura y además lo llevan a cabo de una forma muy autodidacta.
Se les considera autocríticos, exigentes y perfeccionistas en todo lo que hacen. Suelen tener un vocabulario muy amplio. Tienen especial predilección por juegos de índole cognitiva y suelen tener pensamientos relacionados con la existencia a edades muy tempranas (tales como la muerte, la existencia de dios, etc). Igualmente, pueden ser bastante selectivos y mostrar falta de atención o distracciones en temas que no son de su interés.
Al igual que tienen sus puntos fuertes también existen otros puntos débiles como ciertas dificultades a nivel socioemocional (gestión de emociones, habilidades sociales, etc) cabe añadir, además, que tienen una baja tolerancia a la frustración.
Dentro de todos estos puntos generales existen las individualidades típicas de cada uno porque cada persona es diferente y a ello hay que unirle variables externas como la personalidad, el ambiente alrededor del niño, su grupo de relaciones… Hay muchas variables como decimos, que intervienen en el desarrollo cognitivo y socioemocional de cada niño y su comportamiento o pensamientos dependen mucho y se ven muy influidos por el entorno que los rodea. La familia debe aprender también a valorar las capacidades de estos niños y ayudarles a superar aquellas áreas en las que necesiten un poco más de refuerzo. Con ayuda de los terapeutas en una labor de trabajo coordinado y paralelo con familia, centros educativos y demás podemos lograr una integración plena y positiva en el ambiente desarrollando sus cualidades y potenciando su autoestima.
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