La atención de la mejor clínica veterinaria de Málaga no fue suficiente para evitar la muerte de la gata de mis amigos de Coín. Luna no pudo superar las consecuencias de una alimentación exagerada y sus consecuencias, en este caso su propio final.
Luna siempre pedía “extras” aparte de su pienso. Que una latita, que un chuche, que un poco de jamón tan rico, en fin todo eso que lleva a una gata esterilizada a lo que se conoce como OBESIDAD. Lo pongo en mayúsculas pues en este punto los humanos y los animales nos parecemos.
Sin embargo los gatos son muy propensos una vez esterilizados a aumentar de peso si no cuidamos su dieta. Y este fue el caso que desembocó aparte de un sobrepeso en una afección hepática llamada lipidosis.
En qué consiste? Pues en la acumulación de sustancias grasas en el hígado y la imposibilidad del cuerpo de “limpiar” el órgano afectado. Comienzan a no comer y ese ayuno conduce a la fatal lipidosis.
Hoy disponemos de dietas especialmente indicadas para gatos esterilizados ya sean machos o hembras, los que debemos cuidarlos somos nosotros, sus amos no cediendo a las peticiones a veces muy insistentes de las “extras”.
Prevenir siempre es mejor que curar y en este caso es el único camino pues casi no hay cura posible. Aun mejorando clínicamente, al poco tiempo aparecerán los signos de un mal funcionamiento hepático.
El consejo para quien tiene gatos y los quiere bien está en una pocas cosas que hay que tener en cuenta: ¡esterilizarlos, vacunarlos, alimentarlos exclusivamente con piensos adecuados y protegerlos!
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