Oh Dios, que a través de las cuestiones cotidianas nos acercas a la entrega y a la santidad, ayúdame a dar a las cosas la importancia que tienen y a no desfallecer en el enfado tras el fracaso o la frustración.
Perdona si algunas veces juzgo los actos de los demás cuando me afectan o me parecen injustos. Es algo que solo te corresponde a ti.
Ilumina el camino que he de seguir y envuelve con el eco de tu voz mi peregrinación por este mundo; Él será mi apoyo en los momentos de duda o cansancio.
Evita que me aparte del sino que has creado para mí y hazme acertar en las decisiones que configuran mi trayectoria, el recorrido que ahora recorro y el que me queda por recorrer.
Llévame donde más falta haga y donde pueda encontrar la seguridad y estabilidad que preciso para desarrollar mis capacidades y mi vocación.
Ayuda a quienes te necesitan y no nos abandones jamás.
Inspírame y llena mi corazón de palabras que partan de tí y vuelvan a ti con la misma pureza y nobleza con la que me las enviastes.
Revoluciona lo inmóvil y activa mi espíritu para que vea cada minuto del día como ocasión de servir a los demás y a ti.
Convíerteme en consuelo del afligido, alimento para el hambriento y sonrisas para el triste.
Haz de mi un instrumento de educación y paz.
No permitas que me aparte de ti y escucha las súplicas que te hago y aquellas que realizo a través de los santos de los cuales soy devoto.
Amén
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